Pasado mañana en el espacio postsoviético se desarrollará un acontecimiento muy significativo: en la secesionista república de Transdniestria se celebrará el referéndum sobre su independización.
Los participantes tendrán que responder a dos preguntas: ¿Apoya usted el rumbo a la independización de la república moldava de Transdniestria y su libre adhesión posterior a la Federación de Rusia? y ¿Cree usted posible renunciar a la independencia de la república moldava de Transdniestria y unirse a Moldavia?
Es fácil predecir el resultado que va a tener el referéndum. La gente dirá un "sí" a la independencia y la "libre adhesión" a Rusia. Porque, según el presidente de la república secesionista, Igor Smirnov, precisamente gracias a Rusia en la región se mantienen la paz y la concordia entre las etnias; además, los habitantes de Transdniestria, pese a pertenecer a diversas nacionalidades, tienen una mentalidad prorrusa.
A las urnas acudirá un alto porcentaje de votantes, porque la gente está cansada de vivir en un Estado no reconocido y ansía estabilidad.
Pero EE UU, la UE y varias organizaciones internacionales ya han manifestado que no van a reconocer los resultados del referéndum.
En Moscú sostienen que de esta forma Tiraspol ha decidido apelar a la comunidad mundial y que Europa no debería menospreciar la expresión de la voluntad por el pueblo.
¿Podrá Tiraspol contar con aún mayor apoyo de Moscú después de ello? Según el director del periódico oposicionista de Tiraspol Novaya Gazeta, Andrey Safonov, Rusia no aceptará reconocer Transdniestria como sujeto del Derecho Internacional, porque ello supondría entrar en confrontación abierta con la UE, EE UU y otros países.
Los pesimistas hasta advierten que bajo presión de Occidente Moscú pueda restarle su apoyo a Tiraspol, luego de lo cual Kishinev le concedería un decorativo estatuto autónomo y pondría a su gente en el poder.
El director de la edición oposicionista de Kishinev Moldavskie Vedomosti, Dmitry Chubashenko, no descarta que Transdniestria pueda unirse a Rusia dentro de unos 5-10 años, afirmando al propio tiempo que la indecisión de Moscú podría provocar interés hacia la república secesionista por parte de Kíev.
