Rusia vive una importante etapa inversionista, según ha expresado recientemente el presidente de la Unión Rusa de Industriales y Empresarios, Serguei Shojin. La esencia de esa etapa consiste en que el capital extranjero no sólo afluye al país, sino que también ya no se fuga. El Banco Central de Rusia informa que la entrada neta de capitales en el tercer semestre de 2006 ha sido de $13,9 mil millones en comparación con $9,1 mil millones registrados el año anterior.
Sin embargo, el Estado no está satisfecho con la estructura de las inversiones. El Centro de Coyuntura Económica subordinado al Gobierno comenta que las inversiones extranjeras en la extracción de los recursos minerales aumentaron del 17,4% en el primer semestre del año pasado al 28,4% en el primer semestre de 2006. Al mismo tiempo han disminuido las inversiones en las ramas transformadoras: del 30,1 al 22,6%. Las dos terceras partes de las inversiones extranjeras en la industria han sido hechas en los sectores energético, metalúrgico, químico y petroquímico.
La parte rusa ya había insinuado a los inversores extranjeros que también prestaran atención a la construcción de maquinaria agrícola, pero aquellos mantienen que es un sector poco rentable.
En el reciente Foro RussiaTALK, el jefe de la Dirección de Expertos del Gabinete de la Presidencia, Arkadi Dvorkovich, había hecho una propuesta algo más realista: invertir en transporte y comunicaciones. No hace mucho, el ministro de Economía, Hacienda e Industria de Francia, Thierry Breton, había comentado que varias compañías de su país planeaban invertir en telecomunicaciones de Rusia. Entre otros sectores que representan interés para los inversores extranjeros cabe mencionar el comercio al por mayor, la siderurgia, los servicios financieros y las operaciones con bienes inmuebles, afirma Igor Beliakov del Grupo de Expertos Económicos.
