EE UU efectuará la primera prueba de arma espacial hasta finales de este año, según manifestó ayer el ex funcionario de la Secretaría Americana de Estado, Craig Eisendrath.
Estas acciones se encajan en la doctrina "Política nacional en el espacio cósmico" recién firmada por el presidente Bush. El documento prevé el monopolio norteamericano de uso del espacio circunterrestre.
Según se cree, EE.UU. se volcó a la militarización del espacio después de que dos años atrás, los chinos proyectaran desde la tierra un rayo láser hacia un satélite norteamericano. El experimentó no ocasionó daño alguno al ingenio, pero le dio a Washington pábulo para afirmar que "en el mundo actual se mantiene la amenaza a los militares norteamericanos civiles y militares".
La actual estrategia norteamericana de militarización del espacio contiene 13 programas principales y también subprogramas vinculados a éstos. En el marco de dichos programas, por ejemplo, se está diseñando un microsatélite capaz de acercarse a los ingenios espaciales de otros países, inspeccionarlos, atracarse y ponerlos fuera de servicio. Otro subprograma costoso secreto se titula La nave espacial Falcon. Se trata del vector espacial de armas capaz de llevar a cualquier punto del globo municiones nucleares, bombas inteligentes de gran potencia y DRONs (aparatos aéreos de reconocimiento no pilotados). El vehículo impulsor Falcon-1 ya está listo para ser sometido a pruebas, pero debido a fallos técnicos el lanzamiento se aplazó en tres ocasiones.
Otros programas estipulan el despliegue en el espacio de sistemas de armas convencionales capaces de batir satélites, estaciones espaciales y sistemas de defensa antibalística del enemigo.
Comentando la posible militarización del espacio, el Comandante de las Tropas Espaciales de Rusia, coronel general Vladimir Popovkin, expresó: "Si Estados extranjeros desarrollan y emplazan en el espacio armas de ataque, Rusia deberá adoptar medidas adecuadas de carácter tanto defensivo como ofensivo".
En las décadas del 70 y 80, la URSS realizó con éxito prueba de arma antisatélite, pero desde aquel entonces Rusia no se cansa de luchar por la desmilitarización del espacio. "El problema fundamental para Rusia radica en poder contrarrestar algo a esta política estadounidense -dice Valentín Lebedev, cosmonauta ruso, miembro correspondiente de la Academia de Ciencias de Rusia, director del Instituto de Sistemas Geoinformativos subalterno de ésta-. Hemos perdido la capacidad de pensar en términos estratégicos. Es nuestra tragedia. Tampoco se descarta que los norteamericanos nos estén provocando adrede para arrastrarnos en la carrera de armamentos espaciales".
