Azerbaiyán no quiere comprar el gas natural ruso a un precio de 230 dólares por 1.000 metros cúbicos. Ayer el presidente Ilham Aliev encomendó a su Gobierno "estudiar la posibilidad de suspender la transportación de petróleo por el oleoducto Baku-Novorossiisk."
"Si no vamos a importar el gas ruso, nos veremos obligados a utilizar mazut como combustible en las plantas generadoras de electricidad y mazut es producto derivado del petróleo", arguyó Aliev.
En caso de superar los precios del gas 170 dólares, resulta más ventajoso sustituir este agente energético por mazut en las centrales eléctricas. Desde hace tiempo las autoridades de Baku no se cansaban de afirmar que el oleoducto Baku-Tbilisi-Ceyhan es el itinerario prioritario para Azerbaiyán en lo que respecta a las exportaciones de crudo. La aparición de un nuevo jugador importante en el mercado de hidrocarburos irrita a Moscú por no ajustarse a la estrategia de seguridad energética que trazó el Kremlin.
La política de presiones no surtirá el efecto deseado, asegura el presidente del Instituto de Política Energética, Vladimir Milov. Según parece, es improcedente fijar los precios del gas para Azerbaiyán, país amigo de Rusia, en el mismo nivel que para Georgia. Importa señalar que Rusia suministra el gas natural a Ucrania a un precio de 130 dólares en virtud de los contratos suscritos con Turkmenistán, Kazajstán y Uzbekistán. Azerbaiyán cubre con reservas propias hasta la mitad del gas que consume y considera que es anormal que Moscú haya intentado de tachar a Bakú de la lista de importadores privilegiados. Quien siembra vientos, recoge tempestades.
