Dos ciudadanos rusos fueron detenidos el otro día en el aeropuerto de Pogdorica cuando intentaban sacar de Montenegro, en una bolsa de viaje común y corriente, la suma de un millón de euros en efectivo.
La Policía sospecha que ellos están implicados en algunas operaciones de blanqueo y evasión fiscal. Últimamente, los rusos son muy activos en la compra de inmuebles en esta república de la ex Yugoslavia, y las autoridades montenegrinas suelen hacer la vista gorda ante el hecho de que aquéllos traen maletas llenas de billetes bancarios. Eso sí, nadie está acostumbrado a que el dinero salga del país de la misma manera.
Los diplomáticos rusos en Podgorica se han enterado del incidente a través de la prensa y lo consideran ‘bastante trivial y que, por ahora, no requiere de intervención urgente porque no se trata de un homicidio'. Se mantienen a la espera de que los organismos oficiales les pasen alguna información o soliciten algo.
En los últimos dos o tres años, los rusos se han puesto a adquirir terrenos en la costa del Adriático, promueven la construcción de hoteles de lujo e invierten recursos en otras obras inmobiliarias. De aquí, los recelos de que la flamante república de Montenegro - un país compacto poblado por 650.000 personas - se vaya transformando poco a poco en un ‘baluarte de la mafia rusa'. Por cierto, es una de las naciones que no exigen visado a ciudadanos de Rusia.
Oficialmente, las inversiones rusas en Montenegro se estiman en torno a dos mil millones de dólares aunque la cifra real podría ser muy superior.
El grupo siderúrgico Rusal, controlado por un magnate próximo al Kremlin, adquirió en 2005 la empresa KAP, que es la mayor fabricante montenegrina del aluminio y a la cual le corresponde el grueso de las exportaciones nacionales. Junto con la planta industrial, fueron compradas también las participaciones en una central termoeléctrica subsidiaria de KAP, una mina de bauxitas y otra de carbón. Según algunos datos, la principal productora de acero en Montenegro también pertenece ya a los rusos.
