El futuro desarrollo de la sociedad cívica en Rusia va a depender directamente del modelo político que se escoja para la ulterior evolución del país, y será eficaz a condición de que se fomente la autonomía de diversos ramos del poder, de las ONG y de los medios de comunicación. Ésta es la conclusión que contiene el primer informe anual confeccionado por los expertos de la Cámara Pública, organismo creado para potenciar las bases de la sociedad cívica en Rusia.
La conciencia cívica de los rusos no presenta grandes diferencias en comparación con los tiempos de la Unión Soviética, señalan los autores de este documento a cuyo borrador ha tenido acceso la Redacción del diario Kommersant. ‘Un ruso ha vuelto a sentirse ciudadano de gran potencia' pero una mentalidad de este tipo ‘se presta a manipulaciones fáciles porque es posible generar simulacros de sociedad cívica tanto a favor como en contra del Gobierno', consta en el informe.
Si el Estado ruso sigue reforzando su control en todos los ámbitos, las ONG locales serán ‘amaestradas', ‘serviles' y, por tanto, poco eficientes. Un régimen totalitario, por definición, desconfía de cualquiera que no pertenezca a su órbita, y procura hacerlo todo por cuenta propia, advierten los autores del documento. Entre otras cosas, ellos reprochan a la Administración Presidencial el haber excluido a varias decenas de ONG de la lista de ganadores de un concurso convocado para la distribución de los fondos presupuestarios. El apoyo público a las ONG ha de ser ‘transparente y equitativo', no debería ignorar a una organización porque mantenga postura independiente o en función de las fuentes financieras que haya tenido en el pasado, subraya el informe.
Yaroslav Kuzminov, rector de la Escuela Superior de Economía y uno de los autores de este documento, constata que ‘un sesgo peligroso' en la sociedad cívica, pues ‘depende de las autoridades locales, instituciones determinadas o patrocinadores extranjeros'. ‘Si Putin ha reconocido la necesidad de un traspaso legítimo del poder, entonces tendrá que apoyarse en la sociedad cívica, su posible aliada estratégica, y no en los partidos que han sido diseñados por tecnólogos políticos ni en los funcionarios que aspiran a preservar sus sillones' - dice él.
