A diferencia de Rusia, que sugería preservar el monopolio de la ONU sobre las decisiones concernientes al uso de la fuerza, EE.UU. parece apostar por la movilización de la OTAN en calidad de herramienta capaz de plasmar las fórmulas militares de Washington, señala el académico Evgeny Primakov, ex primer ministro de Rusia y, en la actualidad, presidente de la Cámara nacional de Comercio e Industrias.
En un artículo publicado por Moskovskie Novosti, Primakov expone cuatro argumentos a favor de tal conclusión:
Primero: La OTAN está aplicando ya una filosofía y una doctrina diferentes a las que usó en el período de la Guerra Fría, cuando fue concebida como alianza regional para garantizar la seguridad de los aliados europeos de EE.UU. Ha rebasado ya el marco del continente europeo y lleva a cabo operaciones militares muy lejos de Europa. También tiene ya la experiencia de actuación militar al margen de la ONU, durante los bombardeos de Yugoslavia.
Segundo: La expansión de la OTAN se va acelerando y el ingreso de nuevos países miembros, contrariamente a los acuerdos anteriores, deriva en la ampliación de los territorios usados para acoger las tropas estadounidenses, sus sistemas de defensa antiaérea y, ahora también, algunos componentes de su defensa antimisil.
Tercero: Las naciones europeas o aquellas que se encuentran en la frontera entre el Asia y Europa han dejado de ser las únicas candidatas para incorporarse a la OTAN. El Gobierno de Israel, por ejemplo, ha formado ya una comisión cuyo objetivo es elaborar algunas recomendaciones para el eventual ingreso en la Alianza. La adhesión a la OTAN es algo que Israel viene sondeando desde hace mucho tiempo, aunque hasta la fecha jamás lo ha reconocido en público. En su momento, EE.UU. rechazó su ingreso alegando la implicación israelí en el conflicto con los árabes. La pregunta es cómo actuará ahora, tomando en consideración la existencia de la ‘carta iraní' que muchos quieren lanzar al juego en beneficio propio. Conste que la participación en conflictos y la falta de convenios con los países vecinos sobre el tema de las fronteras han dejado de interpretarse como obstáculo insalvable para el ingreso. Lo demuestran las ‘negociaciones esperanzadoras' entre la OTAN y Georgia o la admisión de los Estados del Báltico en la Alianza.
Cuarto: La apuesta por la ampliación de la OTAN es atribuible, en gran medida, al hecho de que Washington quisiera calmar el descontento que su actuación militar suscita entre los veteranos de la Alianza.
Es hora de que todos entendamos una cosa: la vuelta al sistema de bloques militares en las condiciones del mundo multipolar que se va configurando, es un claro atavismo, un remanente de la Guerra Fría y un paso que puede desestabilizar la de por sí muy complicada situación internacional.
