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PEKÍN LE HIZO A WASHINGTON Y A MOSCÚ UNA ADVERTENCIA INEQUÍVOCA, OPINA EXPERTO. IZVESTIA

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China se ha adelantado a Rusia y a Estados Unidos en un sector de tan alto contenido tecnológico como el arma antisatélite. Al batir con misil balístico lanzado desde Tierra un satélite, China, país con economía en expansión, indudablemente le hizo una seria  advertencia tanto a EE.UU. como a Rusia.

Según evidencia la experiencia de las últimas guerras, las tropas norteamericanas se hallan en fuerte dependencia de los satélites cuando desean emplear armas de alta precisión. De cara a la probable operación de anexión de Taiwán que podría llevarse a cabo dentro de 2 ó 3 años, China le hizo a Washington una advertencia inequívoca para que no se meta en camisa de once varas.

Pero todo viene a evidenciar que la advertencia está dirigida no sólo a EE.UU. sino también a Rusia. Y, además, no es la primera advertencia. En septiembre de 2006, en China se realizaron maniobras de 10 días de duración, sin precedentes por sus proporciones. Las maniobras tuvieron por marco dos regiones militares más fuertes (de las sietes existentes) que lindan con Rusia. Las maniobras tuvieron por objetivo perfeccionar el mando y empleo de las tropas a grandes distancias de su emplazamiento permanente y el apoyo logístico. Semejante guión no es otra cosa que los preparativos para una guerra con Rusia, siendo de señalar que las tropas se ejercitaron en la ofensiva y no en la defensa. Dicho con  mayor precisión, en la realización de operaciones ofensivas de gran profundidad en tierra firme, en estepas y montes. Los blancos de tales operaciones sólo pueden ser  Rusia y Kazajstán.

En Rusia tradicionalmente miramos de reojo a la OTAN, sin que nadie pueda explicar para qué esta alianza va a atacarnos. Hoy, en Afganistán la OTAN ofrece un palmario ejemplo de su ineptitud absoluta y, lo que es fundamental, de una completa renuencia a combatir. La capacidad combativa de China, en cambio, no suscita la menor duda.

No cabe alimentar muchas ilusiones en relación con el Tratado sobre la frontera, recién firmado con China. En 1860, Rusia ya había firmado el Tratado de Pekín y varios protocolos anexos. A tenor con aquel documento, la isla de Tarabarov y la del Gran Ussuri eran incuestionablemente de titularidad rusa. Ahora son chinas (la segunda, de momento, sólo a la mitad). Si China se hace más fuerte y Rusia, más débil aun, se nos "pedirán" más territorio.

Autor: Alexander Jramchijin, jefe del departamento analítico en el Instituto de Análisis Político y Militar.

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