Polonia y la República Checa accedieron a emplazar en su territorio elementos del sistema estratégico norteamericano de DAM.
El ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov, promete que Moscú no tardará en reaccionar a esta acción pero no se dejará involucrar en una carrera armamentista. El general Yuri Baluievski, Jefe del Estado Mayor General, se muestra preocupado por las consecuencias de la intercepción de misiles balísticos cerca de las fronteras o hasta dentro del territorio de Rusia.
Sergei Lavrov dice: desde luego que reaccionaremos a este hecho pero sin histeria. No podemos permitirnos el lujo de vernos involucrados en otra carrera armamentista. No tenemos derecho a poner en peligro nuestro bienestar económico y financiero después de todos los esfuerzos que hemos hecho por crear la base de nuestro porvenir.
Si realmente se trata de amenazas potenciales que parten, digamos, de Irán o la República Popular Democrática de Corea, es preciso emplazar elementos del sistema de defensa antimisiles en un lugar distinto a aquel en que se piensa emplazarlos. Si estos elementos aparecen instalados en Polonia y Chequia, no podemos dejar de constatar que estas instalaciones sirven para interceptar misiles que se lancen desde el territorio de la Federación de Rusia.
Toda la filosofía del Tratado de Defensa Antimisiles se basaba en eliminar la tentación de lanzar el primer ataque. Por lo visto, los estrategas norteamericanos esperan que estén a resguardo ante el primer ataque. Así siendo las cosas, surge otra tentación: ser los primeros en lanzar este primer ataque, sabiendo que pueden quedar impunes.
Yuri Baluievski: El despliegue de sistemas antimisiles servirá de estímulo papa el perfeccionamiento de misiles en el mundo. La carrera de armamento puede estar iniciada no por nosotros pero en las inmediaciones de las fronteras de Rusia.
Nos preocupan las consecuencias de la intercepción de misiles balísticos cerca de las fronteras o hasta dentro del territorio de Rusia. Es prácticamente imposible destruir totalmente un misil balístico dotado de armas de exterminio en masa o una carga nuclear sin dejar consecuencias en la atmósfera o en la superficie de la tierra. Si a fin de proteger al aliado lejano los checos o polacos no están en contra de que en sus tierras caigan restos peligrosos de misiles destruidos, los ciudadanos de Rusia en cambio tienen este interrogante justo y legítimo: ¿por qué debemos ser rehenes de esta situación? ¿Por qué deben cargar con las consecuencias los inculpables?
