Rusia se endurece en el diálogo energético con la Unión Europea. Rusia firmó el Tratado de la Carta de la Energía en 1994, pero hasta la fecha no ha ratificado el documento. Ayer llegó a la Duma de Estado una delegación parlamentaria alemana para discutir los problemas existentes en este dominio.
El presidente del comité de energía, transporte y comunicaciones de la Duma de Estado, Valeri Yázev, expresó en términos tajantes la posición rusa: "No vamos a ratificarlo porque contradice los intereses de Rusia." El diputado enumeró cinco razones de peso. En primer lugar, el tratado no regula el comercio de tecnologías y materiales nucleares, punto de sumo interés para Rusia. En segundo lugar, no dice nada sobre la transportación de petróleo a través de Bosfor y Dardanelle y estrechos daneses. En tercer lugar, no conviene a Moscú el "derecho a primera renuncia" de que gozan los países de tránsito. Así, Polonia puede negarse a conducir por su territorio el petróleo ruso, pese a la existencia de contratos a largo plazo entre el proveedor y el consumidor. En cuarto lugar, Rusia no puede subir hasta el nivel europeo las tarifas de tránsito de gas dentro del país. "Si se da tal paso, el precio del gas se duplicaría en Rusia", explicó Yázev.
Pero lo principal es que la Carta de la Energía legitima la desigualdad entre los proveedores y los consumidores. La Unión Europea no asume compromisos algunos en virtud del tratado. "Nos llaman a ratificar el documento que no tendrá la fuerza de ley en el espacio de la UE", declaró Yázev. Y toda la responsabilidad recaerá sobre Uzbekistán, Kazajstán, Rusia, Ucrania y Bielorrusia. "Se trata de una exigencia cínica, insolente e injusta", concluyó el parlamentario ruso.
Al propio tiempo, en los próximos 30-40 años Rusia podría actuar como suministrador confiable de gas a Europa. Proporcionarían este agente energético los yacimientos Yuzhno-Russkoe y Shtokman con reservas prospectadas de gas estimadas en 5 billones de metros cúbicos. Tras la puesta en explotación en 2010 del gasoducto de Europa del Norte, con capacidad de 55-60.000 millones de metros cúbicos, Alemania se convertiría en distribuidora del gas natural ruso en Europa. Según los expertos, en los próximos 20 años en los países europeos el consumo de gas crecería un 14%. Alemania es uno de los principales consumidores de agentes energéticos y Rusia cubre el 43% de las necesidades alemanas en gas y el 30%, en petróleo. "Hoy, la relación energética entre los dos países es estrecha como nunca antes", concluyó Yázev.
