En otoño podrían celebrarse elecciones en cuatro territorios que tienen importancia clave para las relaciones entre Rusia y la UE - Gran Bretaña, Polonia, Kosovo y Ucrania - pero sólo en esta última cabría esperar un resultado favorable para el Kremlin, opinan los expertos.
En Polonia ya empezó el bullicio de pasiones electorales. El primer ministro Jaroslaw Kaczynski afirmó el domingo que sus rivales de Plataforma Cívica, alianza opositora cuya popularidad es superior a la del partido gobernante Ley y Justicia, no defienden los intereses nacionales sino los de Alemania y la UE. El Gabinete de Kaczynski mantiene bloqueada la negociación sobre la firma de un nuevo acuerdo de cooperación entre la UE y Rusia y ha amenazado con vetar la Constitución Europea, poniendo en jaque la presidencia alemana en la UE. La derrota de Kaczynski tampoco aportaría una mejora en las relaciones de Varsovia con Moscú porque la Plataforma Cívica ha apoyado la política oriental del partido gobernante, opina el analista polaco Jakub Kumoch. Los que están ahora en la oposición tampoco tendrán grandes dificultades a la hora de defender los intereses polacos en Bruselas.
La anticipación de comicios legislativos en Gran Bretaña todavía está por anunciar pero el primer ministro Gordon Brown, según el periódico The Times, ha pasado ya una especie de preaviso a sus correligionarios del Partido Laborista. Brown lleva las de ganar porque el rating de su partido supera notablemente al de los tories, así que no habrá deshielo entre Londres y Moscú, supone el politólogo ruso Alexei Makarkin.
La comunidad albano-kosovar va a celebrar elecciones locales en noviembre, en una fecha que será definida por la ONU en los próximos días. Ganarán seguramente los independentistas que abogan por la ruptura entre Kosovo y Serbia, predice Elena Guskova, del Centro ruso para los estudios de la crisis balcánica. Occidente acusa a Rusia de estar diluyendo el conflicto e insiste en acelerar la solución en lo concerniente al futuro status de Kosovo.
Solamente Ucrania podría depararle a Moscú noticias agradables en caso de que las elecciones parlamentarias del próximo 30 de septiembre deriven en una coalición gobernante integrada por el Partido de las Regiones y los comunistas, los cuales serían capaces de imponer a sus aliados una línea marcadamente prorrusa, considera Makarkin. El Partido de las Regiones se vislumbra como favorito en las encuestas de intención de voto pero la "oposición naranja" podría ganar más puntos en total porque la popularidad del Bloque de Yulia Timoshenko va en aumento. Timoshenko usa retórica antirrusa en su campaña electoral y hasta publicó en EEUU un artículo que exhorta a la política de disuasión frente a Rusia.
