El reciente informe sobre el programa nuclear de Irán, redactado por la AIEA, ha resultado ser muy favorable para Teherán, provocando un disgusto en Washington. En el documento se hace constar, entre otras cosas, que Irán ha solucionado con la AIEA todos los problemas relativos a los experimentos con plutonio. Esta tesis le quita a EEUU su argumento principal consistente en que con el enriquecimiento de plutonio Irán pretende crear su propia bomba atómica.
Según expresó el primer mandatario Mahmud Ahmadineyad, Irán dispone de más de 3.000 centrifugadores operacionales cuyo número no deja de aumentar de semana en semana. Inspectores internacionales anteriormente afirmaban que los 3.000 centrifugadores eran suficientes para imprimir carácter irreversible al programa nuclear iraní, sosteniendo que con estas capacidades industriales Teherán crearía la primera bomba atómica dentro de un año.
En franca alusión a EEUU y Gran Bretaña, el presidente Ahmadineyad ha manifestado que en el mundo "quedan tan sólo uno ó dos países que arman alboroto en torno al problema nuclear de Irán". En esta lógica se enmarca una extraña declaración hecha por uno de los auxiliares de Ahmadineyad sobre la cooperación con Rusia: "Irán está interesado en que la construcción de la central nuclear de Bushire sea concluida a tiempo y precisamente por la entidad rusa. Pero si vuelven a surgir problemas con el proyecto, Irán ya está barajando otras empresas capaces de concluir la obra". Todavía hace un par de meses, los dirigentes iraníes se habrían resguardado de hablar en serio sobre sus planes de invitar a compañías occidentales para concluir la central de Bushire.
Irina Yésipova, portavoz de la entidad Atomstroiexport (contratista general de la construcción de la central de Bushire), dijo a Vremia Novostei: "Estamos ejecutando un contrato que depende de muchos factores. El principal de ellos es una insuficiente financiación del proyecto". Dada una escasa financiación de la obra por Irán, es difícil que la central de Bushire sea puesta en funcionamiento antes del otoño de 2008.
Según los datos que obran en poder de Vremia Novostei, el traspaso del contrato de terminación de la obra a alguna otra entidad generaría enormes problemas técnicos y financieros para Irán. Según informa Atomstroiexport, en la central de Bushire trabajan más de mil técnicos e ingenieros rusos. También participan compañías iraníes. En esta tesitura, la renuncia de Irán a la asistencia técnica de Rusia no conducirá a acelerar la construcción ni a abaratar el costo de la obra. El precio del contrato ha sobrepasado ya mil millones de dólares USA.
