La visita de la delegación estadounidense al radar de Gabala (Azerbaiyán) no propició avances espectaculares en las negociaciones ruso-norteamericanas sobre la defensa antimisiles. Expertos sostienen que una solución consensuada sería elaborada en los últimos meses del mandato de los presidentes Putin y Bush, si éstos deciden hacer bellos gestos políticos antes de abandonar sus cargos.
Las afirmaciones del teniente general Henry Obering, director de la Agencia de Defensa Antimisiles de EEUU, sobre una insuficiente precisión del radar de Gabala son refutadas por la parte rusa. Por ejemplo, según Alexandr Yakushin, primer Jefe adjunto del Estado Mayor de las Tropas Aeroespaciales de Rusia, el radar en cuestión es capaz de detectar los lanzamientos tanto de misiles estratégicos como táctico-operativos (precisamente de éstos últimos dispone Irán). Pero el radar es capaz tan sólo de detectar, pero no de asignar blancos a los antimisiles, sobre todo los norteamericanos. Adaptar el radar a los estándares técnicos de la defensa antimisiles norteamericana es de hecho imposible. Este es el principal argumento aducido por el Pentágono para rechazar la generosa oferta rusa.
El general mayor Vladímir Beloús, hombre versado en la problemática de la defensa, manifestó que de presentarse tal necesidad, Rusia podría modernizar el radar de Gabala para que pueda asignar blancos a los antimisiles. Según Beloús, la verdadera razón de la negativa de EEUU radica en que el radar en la República Checa y 10 misiles interceptores en Polonia llenan la última laguna en la defensa antimisiles norteamericana, dotándola de la capacidad para cubrir la parte europea de Rusia, la parte sur de los Urales y de Siberia. Pero, continuando el juego político, calculado no sólo para Moscú sino también para naciones europeas, los norteamericanos enviaron delegación suya a Gabala.
La cooperación en la defensa antimisiles entre Rusia y EEUU se ve estorbada más bien por escollos políticos que técnicos, considera Rose Goetemüller, directora del moscovita Centro Carnegie: "El diálogo técnico iniciado por las partes es útil, pero hasta ahora no ha hecho cambiar las posturas políticas". Respondiendo a la pregunta sobre la eventualidad de que el problema de defensa antimisiles sea arreglado bajo los presidentes actuales, Goetemüller acotó: "Al abandonar sus puestos, los presidentes a menudo adoptan decisiones serias que serían percibidas como su herencia positiva. Bush y Putin son presidentes salientes y todavía pueden hacer importantes gestos políticos". La directora supone con razón que para lograr consenso, ambas partes deben hacer concesiones recíprocas.
