La Habana, PL, para RIA Novosti. Por Odalys Troya Flores*.- Joya de Cerén, la Pompeya de América, a 35 kilómetros al occidente de San Salvador, vuelve a ser noticia por el descubrimiento de lo que se considera el vestigio más antiguo del cultivo de yuca en el continente americano.
Este hallazgo es, además, la primera evidencia de que los mayas cultivaban ese tipo de tubérculo, conocido también como mandioca.
Según el antropólogo estadounidense Payson Sheets, su grupo integrado por estudiantes encontró recientemente el campo de yuca bajo tres metros de cenizas, entre las ruinas de edificios mayas que incluyen casas, bodegas, talleres, templos religiosos y una sauna comunal.
Reveló que hallaron los restos del tubérculo entre los surcos de las plantaciones de maíz, lo cual indica que ambas plantas eran cultivadas simultáneamente.
Además, estaban en terrenos cercanos a las viviendas, lo cual hace pensar que esos sembradíos formaban parte de un tipo de producción familiar.
"La extraordinaria productividad de la yuca podría ayudar a explicar cómo los mayas, en lugares densamente poblados como Tikal en Guatemala y Copán en Honduras, pudieron alimentar a tantas personas", dijo.
Sheets explicó que los restos del campo recién cultivado se conservaron debido a la erupción del volcán Loma Caldera, ocurrido en el año 600 de nuestra era (n.e.) y cuyas cenizas sepultaron a la antigua villa.
La explosión volcánica enterró la aldea bajo 14 capas de ceniza, que cayó en oleadas a temperaturas que oscilaban entre 100 y 500 grados celsius.
Se cree que los aldeanos lograron huir a tiempo porque no se ha encontrado ningún cuerpo. Sólo quedaron sus utensilios, cerámicas, y alimentos.
Al igual que la italiana ciudad de Pompeya, Joya de Cerén exhibe como en una vitrina decenas de estructuras de esa época que permanecieron bajo la ceniza.
Los restos muestran también, con extraordinaria frescura, la vida cotidiana de sus habitantes, algo prácticamente desconocido antes del hallazgo de la ciudad.
Este sitio precolombino se considera el hallazgo más importante de los últimos años en toda el área del mundo maya y no precisamente por poseer monumentales construcciones, sino por la riqueza que quedó como esculpida tras la potente explosión del Caldera.
Esa civilización se desarrolló en lo que ahora es Guatemala, Honduras, El Salvador, el sur de México y Belice, hasta que desapareció misteriosamente cerca del año mil de n.e.
Joya de Cerén ostenta desde 1993 el título de Patrimonio de la Humanidad, concedido por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
Se cuenta que fue descubierto en 1976, cuando se preparaba el terreno para construir silos.
Los primeros análisis concluyentes los realizó, dos años más tarde, el citado Doctor Sheets, profesor de antropología de la Universidad de Colorado en Boulder, Estados Unidos.
Hasta el momento se han excavado 10 estructuras, aunque quedan otras soterradas. Todavía no se conocen los límites del sitio, pues se continúa la prospección arqueológica.
Lamentablemente su estado de conservación peligra debido a que sus estructuras, de tierra compactada, pierden y ganan humedad fácilmente por capilaridades dentro de éstas.
Esa pérdida y aumento de agua provoca la aparición de sales minerales y micro flora, como musgos y líquenes, o macroflora como helechos en los muros y paredes.
La Fundación Nacional de Arqueología y el Consejo Nacional para el Arte y la Cultura de El Salvador impulsan proyectos de conservación del valioso sitio con el fin de desentrañar la mayor cantidad de detalles de la vida de los mayas, y también para exponerlo a la vista de todos.
*La autora es periodista de la Redacción de América Latina y el Caribe de Prensa Latina.
