El monopolio gasífero ruso no quiere ceder el mercado chino a la petrolera Rosneft y procura canalizar hacia Rusia el gas producido en el marco del proyecto Sakhalin-1. Esta rivalidad podría derivar en la revisión oficial de los acuerdos sobre el reparto de la producción y, por tanto, perjudicar la imagen de Rusia a los ojos de inversores foráneos.
Los cuatro participantes del proyecto Sakhalin-1 - la estadounidense Exxon Neftegas Limited (30%), la japonesa Sodeco (30%), la hindú ONGC (20%) y la rusa Rosneft (20%) - pretenden vender su producto a China pero Gazprom ya se opuso a este plan alegando que el déficit del gas en las regiones del Lejano Oriente de Rusia podría ascender a 10 mil millones de metros cúbicos para el año 2010.
Este argumento difícilmente convencerá a los accionistas de Sakhalin-1 porque la venta del gas a China es un negocio mucho más rentable. Sin embargo, a Gazprom le queda una baza por jugar en esta disputa: según la legislación vigente, esta empresa tiene derechos exclusivos sobre la exportación del gas desde Rusia, y la isla de Sajalín forma parte del territorio ruso. También es cierto que este derecho monopólico no se extensible a los proyectos implementados a partir de acuerdos de reparto de la producción (ARP), como es el caso de Sakhalin-1, de modo hoy en día Gazprom no puede dictar sus condiciones a inversores extranjeros.
De acuerdo con algunas previsiones, los acuerdos ARP firmados en la década del 90 serán revisados próximamente, para que estén a tono con la ley que consagra el monopolio de Gazprom. En tal caso, el grupo ruso podrá controlar la exportación del gas en totalidad, sin excepción alguna.
Andrei Karelski, de la consultoría legal Vegas Lex, piensa que tal revisión tendrá lugar "en un futuro inmediato, habida cuenta de los planes ambiciosos que tiene el monopolio gasífero". "Habrá repercusiones muy desfavorables en lo que atañe al atractivo de Rusia para los inversores", advierte él. "De hecho, el único activo que ellos podrán poseer legalmente serán los títulos de Gazprom".
Dmitri Abzálov, del Centro ruso de coyuntura política, opina que la lucha entre Gazprom y Rosneft llegará al clímax en marzo o abril de 2008. Habrán terminado para esta fecha las elecciones presidenciales, a raíz de las cuales se esperan fuertes cambios en materia del personal y la eventual reorientación de los proyectos del gas y el petróleo.
