La Habana, 7 de diciembre, PL, para RIA Novosti. Por Anubis Galardy A los 65 años de edad, el cineasta mexicano Paul Leduc retornó al festival de cine habanero con sus armas expresivas intactas y una película sobre la violencia y la rabia social generadas por un mundo en efervescencia y conflicto.
Un sistema -permeado de injusticias sociales-, que las condiciona y precipita.
El cobrador. In god we trust, como se titula, está inspirada en varios cuentos del narrador Rubem Fonseca, entre ellos el relato homónimo escrito en 1979 y prohibido en el Brasil de su época. Leduc junta esos textos en un hilo abierto a una narración fragmentada.
Una obra, la de Fonseca, que plasma muchas de las preocupaciones del realizador en aquel momento, según confiesa. Situaciones que, lejos de trascendidas, afloran ahora con más brutalidad, opina.
Con 96 minutos de metraje, el cineasta mantiene al espectador en vilo, aun cuando en ciertos momentos la historia, trabajada a modo de un fresco, pierde algo de su fuerza, recuperada al final con la canción de Tom Ze, como un estallido.
"?Quién está poniendo dinamita en la cabeza del siglo"? proclama la letra. La interrogante pespuntea la trama y queda latiendo como una incitación, un llamado de alerta, una provocación. Leduc no quiere un público inerte sino reflexivo, polémico.
Es el espectador quien debe decidir qué actitud asumir ante esa realidad, que es la de todos nosotros. Yo solo planteo el problema, señala. Tal vez por eso elude un lenguaje lineal en busca de claves que aporten significados, en detrimento del cierre de la historia.
Coproducido por Argentina, Gran Bretaña y Brasil, El cobrador cuenta con un elenco encabezado por el actor norteamericano Peter Fonda, el brasileño Lázaro Ramos -sobresaliente en su papel- y la actriz argentina Antonella Costa (Garaje Olimpo, El viento).
Leduc pone todo su potencial a favor de este largo de ficción, cuya producción quedó paralizada tras los atentados al World Trade Center, en Nueva York, el 11 de septiembre de 2001. Su rodaje fue postergado hasta el 2006.
Ambientado en Nueva York, Buenos Aires, Miami, la capital mexicana, Río de Janeiro y Minas Gerais, de la cinta emerge una sociedad crispada, en rebeldía, que se pregunta por qué tanta violencia y odio, tanta agresión en su contra. Las imágenes son como un mazazo.
Leduc es un cineasta avezado que sabe cómo emplear sus armas y cuyo talento creativo quedó ampliamente probado en una cinta como la memorable Frida: naturaleza viva.
El cobrador se estrenó en Venecia y desde entonces viene acumulando los elogios de la crítica. El director de la Mostra veneciana, Peter Müller, la calificó "como una de las películas políticamente más poderosas de los últimos tiempos".
Su director no busca el halago. Su objetivo es que la gente piense.
