En este monte el profeta Mahoma pronunció hace catorce siglos su último sermón en medio de miles de sus seguidores, dos meses antes de su muerte en la ciudad de Medina, donde está enterrado.
Los fieles, los hombres envueltos en dos piezas de tela blanca sin costuras y las mujeres con una larga túnica y pañuelo en la cabeza, iniciaron el lunes su peregrinación con una visita al valle de Mina, donde meditaron y cantaron "Labaik Alahumma Labbaik" (aquí me tienes, Señor), el himno que caracteriza este ritual.
Tras los rezos y las actividades que se realizarán durante todo este martes, los peregrinos degollarán mañana miércoles centenares de miles de animales, en especial corderos, para marcar la fiesta del sacrificio, "Eid Al Adha" en árabe, la principal festividad musulmana.
Con ocasión del "Hach" y del "Eid Al Adha" los gobiernos de los países islámicos suelen indultar a miles de presos, mientras que en países ricos, como los Emiratos Árabes Unidos o Arabia Saudí, es habitual que los jeques y los príncipes paguen de su propio dinero las deudas de centenares de sus ciudadanos.
La peregrinación, que durará hasta el próximo viernes, continuarán hasta el día final con los actos en la región de Muzdalefa, donde los musulmanes recogerán guijarros (piedras) para lapidar las tres columnas que simbolizan las tentaciones del diablo.
Las autoridades saudíes, anunciaron que han reforzado la seguridad en todo el reino árabe para ayudar y proteger a los peregrinos, y que han adoptado medidas para evitar avalanchas humanas en Mina, como las que ocurrieron en los últimos años y causaron la muerte a 600 creyentes en 2004 y 2006.
Entre otras medidas, el Gobierno saudí anunció la construcción de una segunda planta para un puente que utilizan los peregrinos en Mina, dotada de un sofisticado sistema de alerta previa para impedir la formación de grandes multitudes, así como la habilitación de salidas subterráneas y el despliegue de numerosas ambulancias.
El Hach es el último de los cinco requisitos que debe cumplir todo musulmán, además del testimonio de que "no hay Dios más que Alá y Mahoma es su profeta", el rezo cinco veces al día, la entrega del "Zakáh" (un impuesto que se paga de forma anual para ser repartido entre los pobres) y el ayuno del mes de Ramadán.
