Rusia se aproxima al año 2008 con ánimo benigno y relajado. La economía va creciendo y no ha sufrido repercusiones directas de la crisis global de liquidez. El país ha hecho una reentrada estruendosa en el escenario político mundial y su presidente ha merecido el calificativo de personaje del año tanto por parte de reporteros locales como por parte de la revista estadounidense Time. Rusia ha logrado acumular un potencial enorme. Ahora puede plantearse los vuelos a la Luna y a Marte, así como adentrarse al fondo de la materia con la ayuda de nanotecnologías.
El potencial existente en plano económico y político permite, asimismo, dar una solución a problemas más triviales, con trabajo competente y habiendo consenso social. Ya veremos el próximo año, si el asunto trasciende la fase de planes.
Un sueño dulce
En 2007 concluyó el período de la acumulación primaria del capital. En las arcas del Fondo de Estabilización había a principios de diciembre 3,5 billones de rublos, o aproximadamente 144,4 mil millones de dólares. La situación del presupuesto también es excelente. Los ingresos públicos en 2008, de acuerdo con la partida ya aprobada, ascenderán a 6,6 billones de rublos, y algunos expertos auguran que en realidad serán superiores en un 18%. El Fondo de Inversión, incluidos las sumas sin usar en los años anteriores, alcanzará la cifra de 400 mil millones de rublos en el período de 2008-2009.
El PIB habrá crecido este año en el 7,6% y se aproxima ya, en términos per cápita, a US$12.000. Este nivel coloca a Rusia al lado de los países desarrollados, constató con mucha satisfacción el ministro de Finanzas Alexei Kudrin. Los horizontes de la planificación se van ampliando.
A principios del próximo año, el Gobierno federal tiene previsto examinar el Concepto del desarrollo hasta 2020. Para esta fecha, Rusia se habrá convertido en la quinta economía mundial, según las estimaciones del Ministerio de Desarrollo Económico y Comercio.
Sin embargo, los planes de este departamento quedan cortos en comparación con el plan de Putin. La evolución económica de Rusia ha estado marcada en 2007 por la creciente participación del Estado. Ha ido cobrando actualidad la cuestión del cómo gastar sumas importantes al margen de numerosas formalidades previstas en el Código Presupuestario. Como resultado, han surgido varias corporaciones públicas que han recibido ya el dinero para su capital social: los reformistas del sector de vivienda y servicios municipales, 240 mil millones de rublos hasta el año 2012; los promotores de nanotecnologías, 130 mil millones de rublos; y la corporación olímpica, 185,8 mil millones de rublos hasta 2014. También han aparecido dos corporaciones sectoriales: Rosatom y Rostejnologuia. El desarrollo de los demás sectores será responsabilidad de Vneshekonombank (250 mil millones de rublos).
El Fondo de Estabilización debe dividirse para el próximo 1 de febrero en dos: un fondo de reservas, con 3,2 billones de rublos en sus arcas, y el fondo del bienestar nacional, con 627.400 millones de rublos. Trescientos mil millones de rublos se han tomado ya, por anticipado, para las instituciones del desarrollo.
Es curioso que la mayor parte del dinero asignado para el desarrollo proceda de la venta de activos pertenecientes otrora a Yukos, empresa petrolera que se declaró en quiebra y dejó de existir oficialmente en 2007. Por alguna razón ha empezado a circular en Rusia, hacia finales del presente año, el término de "reprivatización de terciopelo", que pone una base ideológica bajo el proceso de la gradual redistribución del patrimonio "en beneficio del Estado".
Un modelo uniforme
En lo político, el año 2007 se inició con una revalidación anticipada de los mandatos de gobernadores, quienes estaban ansiosos por asegurarse el respaldo de Vladímir Putin en una situación de incertidumbre. El formato del traspaso de poderes, del presidente al futuro sucesor, todavía no estaba claro en aquel momento. Al finalizar el año, varios Parlamentos regionales optaron por la autodisolución para celebrar nuevas elecciones simultáneamente con las presidenciales y "mejorar la raza" dentro de las respectivas asambleas legislativas, a fin de que fueran leales al gobernador. El punto culminante de este proceso de selección fueron las elecciones a la Duma de Estado, o Cámara baja del Parlamento federal. Se celebraron por vez primera de acuerdo con el sistema de representación proporcional y aportaron al partido oficialista Rusia Unida 315 de los 450 escaños en la Duma.
La sociedad no se inmutó ante la virtualización de instituciones políticas. Los rusos aceptaron la restricción de algunos derechos cívicos a cambio de garantías de seguridad y creciente nivel de consumo. A la lo largo de varios años consecutivos, un 70% de la población se pronuncia establemente por que el orden y el Estado tengan primacía sobre las libertades individuales.
Los ciudadanos rusos interpretan los recientes comicios parlamentarios como el resultado más positivo de 2007. Esta variante obtuvo el mayor porcentaje (10%) en una encuesta por cuestionario abierto realizada por la fundación FOM. En un sondeo por cuestionario cerrado, del Centro Levada, dicha opción logró el 40%.
Tanto la elevada afluencia a las urnas (63,8%) como la victoria de Rusia Unida (64%) fueron resultado de la participación personal de Vladímir Putin, quien se puso al frente de su lista electoral y defendió con fervor la necesidad del voto a favor del partido oficialista.
El delfín putiniano, Dmitri Medvédev, podrá capitalizar en las próximas elecciones la confianza prácticamente ilimitada de la población (87%, según los datos recientes del Centro Levada) hacia el actual mandatario ruso. Todo parece indicar que Putin ha logrado solucionar sin mayores conflictos la intriga de la sucesión: no habido dimisiones sonadas y los cuerpos de seguridad ya no pugnan entre sí con tanta energía por la influencia en el Kremlin.
En general, podemos decir que Putin ha resuelto la cuestión de cómo preservar la influencia después de abandonar el cargo. Él acepta trabajar como primer ministro con Medvédev en calidad de presidente (o bien, es Medvédev el que aceptó convertirse en presidente con Putin como premier).
Al frente del Gobierno, Putin tendrá todos los poderes necesarios para aprovechar el potencial acumulado. El 42% de los rusos, según el Centro VTsIOM, quiere que el futuro presidente mantenga inalterable la línea de Vladímir Putin, el 39% admite la posibilidad de ciertos correctivos parciales y apenas el 10% aboga por un cambio radical del rumbo. El problema es que la continuación de la política actual significa continuar acumulando recursos. No sabemos cuál será la reacción del ciudadano cuando empiecen a implementarse los proyectos previstos y se den a conocer los primeros resultados de tal labor, o la ausencia de los mismos.
