La última visita oficial al extranjero, efectuada por Vladímir Putin a finales de la semana pasada, se coronó de éxito, pero resultó nada fácil en el plano negociador. Bulgaria accedió a firmar el acuerdo sobre la construcción del gasoducto South Stream, pasando a ser el primer país de tránsito de gas en el marco de la nueva ruta estratégica.
En honor a la verdad, para el Kremlin no todo marcha como una seda en el ámbito de gas en los Balcanes. La semana pasada el Gobierno de Serbia, país al que Gazprom propone pasar a ser el segundo transportador del gas de South Stream por su territorio, rehuyó a suscribir con Rusia el acuerdo de cooperación energética (a cambio del gasoducto y los beneficios que depare para Serbia, el consorcio ruso quería recibir fuera de concurso el paquete de control de las acciones de la compañía pública NIS). El primer ministro serbio, Vojislav Kostunica, no llegó a Sofía, aunque no descartaba que Serbia se incorpore oficialmente al proyecto South Stream durante la visita de Putin a Bulgaria. La decisión definitiva se tomará tras las elecciones del presidente de Serbia. La primera vuelta de los comicios se celebró ayer.
Las negociaciones de Bulgaria fueron bastante difíciles. Los derechos de propiedad de la tubería y las garantías de su funcionamiento a capacidad plena se desvelaron como escollos principales. Al arribar Putin a Sofía, los equipos negociadores pasaron reunidos la noche entera y llegaron al consenso al despuntar el día.
Promovieron la iniciativa de tender la tubería que una a Rusia con la parte sur de Europa el consorcio ruso Gazprom y la compañía italiana Eni. El tramo submarino del gasoducto, de 900 kilómetros y con capacidad de 30 mil millones de metros cúbicos de gas, llegará a Bulgaria a través del Mar Negro. Se prevé terminar las obras de construcción en 2013. El pasado viernes Gazprom y Eni anunciaron sobre la creación de South Stream AG, domiciliada en Suiza, que se encargará de elaborar el estudio de factibilidad del proyecto hasta finales del año en curso. Luego, South Stream AG se convertirá en compañía operadora del tendido del tramo submarino de la tubería, informaron las fuentes de Gazprom.
Según los estimados del analista de Brokerkreditservis, Maxim Shein, el precio del proyecto supera 10 mil millones de dólares.
El viernes también fue firmado el acuerdo sobre la creación de la compañía internacional, encargada de elaborar el estudio de factibilidad del proyecto de oleoducto Burgas-Alexandroupolis al soslayo de los estrechos Dardanelos y Bósforo.
En el momento actual es igual de importante controlar yacimientos de petróleo y gas y transportación de los mismos, dice Shein. Según sus palabras, "Rusia ha dado otro paso hacia el control sobre el sistema de transporte de hidrocarburos en el mundo".
