Rusia debería apostar por el desarrollo de una amplia gama de aviones Sukhoi SuperJet (SSJ), si no quiere quedarse a la zaga de otros productores aeronáuticos, opina Valeri Okúlov, director general de la aerolínea rusa Aeroflot.
La coyuntura mundial es extremadamente favorable al sector de construcciones aeronáuticas, entre otras cosas, debido al vertiginoso desarrollo de la región del Asia Pacífico y los llamados mercados BRIC (Brasil, Rusia, India y China), así como gracias a la liberalización del transporte aéreo entre Europa y EEUU, señala Okúlov en un artículo publicado el miércoles en el diario Vedomosti. Son los vendedores quienes mandan en los tiempos que corren, mientras que los clientes hacen cola para comprar nuevos aviones.
Rusia está en una fase del crecimiento económico e intenta ocupar un lugar decente en el mercado global del transporte aéreo, al menos, en virtud de su posición geográfica. El país necesita urgentemente renovar su parque de aviones que en un 70% está representado por modelos desarrollados en los años 60 y 70 del siglo pasado.
Por ahora, el único candidato real para reemplazar a los modelos obsoletos es el avión de rutas regionales Sukhoi SuperJet 100 (SSJ), cuya versión básica tiene capacidad para 95 pasajeros. Aeroflot ha pedido ya 30 máquinas de esta marca y está negociando la compra de otras 15, para sustituir a los aviones Tupolev-134 que dio de baja en 2007.
El problema es que el SSJ no podrá reemplazar al modelo de mediano alcance Tupolev-154 cuyo sustituto, MC-21, estará listo solamente en 2015. Durante cinco años, las aerolíneas rusas se verán obligadas a cubrir este hueco principalmente con las máquinas importadas, Airbus A-320 y Boeing B-737, debido a lo cual acabarán perdiendo el interés por el modelo ruso.
La solución más pragmática, en opinión de Okúlov, consiste en atribuirle al proyecto SSJ un carácter más universal, extender la gama prevista originalmente y contemplar en ella tanto las máquinas de mayor tamaño, para 120-130 pasajeros, capaces de competir con Airbus y Boeing en las rutas europeas, como pequeños modelos para 60-70 personas, a fin de que hagan competencia al canadiense Bombardier y al brasileño Embraer.
Sin descartar del todo el proyecto MC-21, Okúlov sugiere apostar por la
gama SuperJet y dice que Aeroflot está dispuesto a participar en su desarrollo. Rusia corre demasiado riesgo, si tarda en definir sus prioridades en esta materia, advierte él.
