Al Partido Comunista de la Federación Rusa, KPRF, le urge un proceso de modernización y rejuvenecimiento, decidió el Comité Central de esta formación en una sesión plenaria que tuvo lugar el sábado.
Líderes comunistas volvieron a criticar las recientes elecciones parlamentarias y presidenciales, por "no equitativas" y "no limpias", pero constataron también "un síntoma positivo, a saber, la consolidación rápida y uniforme de los ánimos opositores en torno al KPRF". "Los ánimos en la sociedad se van polarizando a un ritmo mucho mayor del que podía esperarse: en un extremo está el régimen, el tándem Putin-Medvédev, mientras que en el otro está el KPRF", observó Iván Mélnikov, el número dos de esta organización.
El dirigente del KPRF, Guennadi Ziugánov, definió el objetivo prioritario de su partido en una sola palabra: "modernización". Sería equivocado, según él, esperar que el descontento se traduzca en un incremento automático de la militancia, de modo que la necesidad vital en los próximos años es "ampliar las filas y romper el círculo del aislamiento" en torno al KPRF.
Las personas de edad avanzada representan un 85% de la militancia, mientras que a los jóvenes menores de 30 años les corresponde apenas el 5-7%, recordó Ziugánov, al admitir que a su partido ya le faltan recursos humanos para promover candidatos a los órganos del poder locales, así como proporcionar miembros y observadores a todas las mesas electorales.
Las cinco tareas clave para el KPRF son: ampliar las filas partidistas gracias a los jóvenes; participar en las actividades de protesta; recaudar cotizaciones de militantes y contribuciones voluntarias; divulgar la prensa partidista; e incrementar el número de los aliados en las organizaciones sociales.
Yuri Afonin, secretario del Comité Central del KPRF y jefe de la Unión de Juventudes Comunistas, cree necesario "popularizar el marxismo y la información sobre la URSS", así como ampliar "el panteón de héroes jóvenes" sin que su imagen "se vea sometida a la misma transformación que la del Che Guevara en la cultura de las masas burguesa".
Para los jóvenes rusos criados en las condiciones del "anticomunismo de Estado" podría resultar atractiva "la imagen del joven Stalin, quien combinaba en sí las características de un teórico del marxismo y un extremista bolchevique, opina Afonin.
