La victoria de Barack Obama en las primarias demócratas es una lección para cualquier país multiétnico, Rusia incluida, escribe en su editorial de hoy el diario moscovita Vedomosti.
El senador negro de Illinois se aseguró la nominación a la presidencia por el Partido Demócrata. Todo el mundo se pregunta ahora, si Obama podrá ganar a un rival blanco, anglosajón y protestante - John McCain - y si es Hillary Clinton u otra candidatura la que podría formar con Obama un tándem ideal en la próxima carrera hacia la Casa Blanca.
Nueve de cada diez estadounidenses están dispuestos, en principio, a respaldar en las urnas a un candidato afroamericano, según demuestran los resultados de una encuesta realizada conjuntamente por la cadena de televisión CBS y el diario The New York Times. El 65% cree que la mayoría de sus amigos podrían decantarse por la misma opción. Finalmente, el 54% supone que la sociedad está preparada para aceptar a un presidente negro. Hace ocho años pensaba lo mismo apenas el 37% de los entrevistados.
En parte, es una consecuencia de los procesos demográficos, dado que el porcentaje de la población no blanca en EEUU aumentó del 24% al 31% desde 1992. Los afroamericanos son alrededor de 40 millones, o el 13,4% de la población, y hace dos años que cedieron a la comunidad latina el título de principal minoría étnica. Sin embargo, la demografía no es la única explicación. Ha habido otros cambios en la sociedad estadounidense. El ex secretario de Estado, Colin Powell, se acuerda de que guardias blancos no le dejaron entrar a principios de los 70 en una cafetería, a pesar de que llevaba el uniforme de oficial con todas las condecoraciones. Por supuesto, es algo inconcebible a día de hoy pero subsisten todavía los prejuicios y las barreras implícitas. La competición entre McCain y Obama va a demostrar hasta qué punto son importantes.
El triunfo intermedio de Obama es aleccionador para todos los países, incluida Rusia. Aquí viven 130 etnias diferentes y los no rusos, según el censo de 2002, son casi 28 millones, o el 19,2% de la población. En plano cotidiano, la mayoría de los ciudadanos no sienten aversión a los forasteros pero sí rechazan categóricamente su presencia en los máximos puestos públicos. El 64% de los rusos étnicos, entrevistados por el Centro VTsIOM, creen inadmisible que la jefatura del Estado la ocupe un representante de otra etnia, frente al 23% que lo aceptarían.
