Después de los Balcanes y el Cáucaso, el Asia Central será el siguiente escenario de un conflicto hipotético entre los principales jugadores globales, augura el analista ruso Adyar Kúrtov, del Instituto de estudios estratégicos, en un artículo publicado hoy en Nezavisimaya Gazeta.
La nueva Administración de EEUU va a necesitar como el aire una revancha tras el fracaso de la aventura que patrocinó en Georgia. Además, las apuestas en el Asia Central parecen mucho más sólidas que en el Cáucaso: los recursos minerales en las naciones centroasiáticas tienen un potencial infinitamente mayor en comparación con la diminuta Georgia cuyos dirigentes tuvieron que ponerse en la cola para acceder a la financiación externa.
Arrancar a Georgia de Rusia era una meta atractiva para EEUU pero el Asia Central, en este sentido, representa un trozo mucho más jugoso del pastel geopolítico. Gracias a su ventajosa ubicación, puede unir o, por el contrario, separar a varias civilizaciones que Washington interpreta como rivales en plano geopolítico.
Al norte del Asia Central se encuentra Rusia; en el este, el coloso chino; y en el sur, la civilización islámica representada por un gran número de Estados. Los mejores laboratorios de ideas en EEUU se devanan los sesos acerca de cómo meter discordia entre aquéllas, impedir su consolidación sobre una plataforma común que, con gran dosis de seguridad, tendrá carácter anti-occidental y anti-americano.
La retirada de Rusia desde el Asia Central se detuvo en estos últimos años. Es más, Rusia pasó incluso a la ofensiva, en parte, tratando de expulsar de esta región a EEUU con las manos de China. Una táctica bastante acertada aunque podemos constatar a día de hoy que la presencia china en el Asia Central será fuerte y duradera, lo cual implica no pocos problemas para los intereses de Rusia. Con todo, Moscú podría llegar a un acuerdo con Pekín. A la larga, a China no le importaría que la posición dominante en esta región la tuviera Rusia, pero en ningún caso EEUU.
La gran interrogante es, si Rusia realmente será capaz de dominar aquí, aunque no deberíamos asumir una postura demasiado crítica con respecto a su política actual en el Asia Central. Moscú supo quitarle a Washington el arma con que EEUU desalojó en su momento a Rusia. Usando como instrumento los precios de mercado, el Kremlin consiguió que el tránsito a través de Rusia se convirtiera en la ruta más ventajosa para la exportación de hidrocarburos centroasiáticos.
Ya se vislumbra el paso siguiente: la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC) decidió en su última cumbre crear en el Asia Central un grupo militar integrado por unidades de Kazajstán, Kirguizistán, Rusia, Tayikistán y Uzbekistán. El eje del nuevo grupo será una fuerza colectiva de despliegue rápido, compuesta por diez batallones.
Con todo, es necesario también desarrollar la ofensiva en otros "sectores del frente" y expandir la presencia humanitaria de Rusia en el Asia Central. Los rivales de Moscú, recuerda el articulista, no se quedan cruzados de brazos.
