Las elecciones celebradas ayer en cinco regiones de Rusia derivaron en un fracaso sin precedentes para KPRF, el partido comunista encabezada por Guennadi Ziugánov. Representantes de esta organización dicen que el régimen trata de expulsarles desde la política legal.
El partido Rusia Unida, en el poder, logró una holgada victoria que le da la mayoría de escaños en las cinco entidades territoriales donde hubo elecciones el pasado domingo. En cuanto a los comunistas, no estarán representados en el Parlamento de Chechenia ni en el de la región de Kémerovo. El resultado de Rusia Unida en ambas regiones es superior al 80%, mientras que en el segundo lugar no está ahora KPRF, como en los comicios parlamentarios de diciembre de 2007, sino Rusia Justa, la formación del centroizquierda creada desde el Kremlin.
Es una derrota sin precedentes pero no pilla por sorpresa a la cúpula de KPRF. Hubo tantos escándalos durante la campaña electoral en Kémerovo que el dirigente comunista Guennadi Ziugánov tuvo que pedir incluso ayuda a Vladímir Putin, primer ministro y líder de Rusia Unida. Supuestamente, Putin aceptó hacer una llamada al gobernador de Kémerovo, Amán Tuléyev, a quien los comunistas achacan la responsabilidad por el desarrollo de la campaña, pero esa intervención surtió escaso efecto.
El resultado de las elecciones en Chechenia y en Kémerovo es una señal de advertencia tanto para KPRF como para la sociedad en su conjunto, piensa Vadim Soloviov, miembro de la fracción comunista en la Duma de Estado (Cámara baja del Parlamento ruso). "Las comisiones electorales y las administraciones regionales se adaptan completamente a Rusia Unida. Los comicios se transforman en una farsa. La oposición está totalmente destruida, sólo queda KPRF pero basta con una campaña más como ésta para que el resultado a escala nacional sea idéntico al de Chechenia y Kémerovo", declaró.
La vertical del actual régimen, en su opinión, reproduce el sistema del PCUS, el otrora todopoderoso Partido Comunista de la Unión Soviética. Con todo, los comunistas están dispuestos a "seguir peleando" y son conscientes de que será "una guerra a muerte" porque la correlación de fuerzas entre el régimen y ellos es "la misma que entre un miembro del grupo de operaciones especiales y un chaval de 12 años".
