De las 1.500 personas que trabajan actualmente en la Administración Presidencial de Rusia, al menos 100 van a perder su empleo en un futuro próximo, escribe hoy el periódico RBC Daily.
La respectiva disposición prevé también un recorte de los gastos relacionados con el mantenimiento del ‘aparato', en particular, el de los lugartenientes del presidente ruso en diversos distritos federales. "Suspendemos la contratación (...) y reducimos la plantilla de la Administración", admitió ayer Natalia Timakova, la portavoz del jefe de Estado ruso.
En diciembre pasado, el primer ministro ruso Vladímir Putin exigió reducir en un 15% como mínimo los gastos del Poder Legislativo y el Ejecutivo. Algunos funcionarios públicos se apresuraron a sacrificar una serie de privilegios, entre ellos, coches de servicio personales, viajes al extranjero o vuelos en clase ejecutiva.
El flamante gobernador de la provincia de Kirov, Nikita Belyj, ex líder de la Unión rusa de Fuerzas de Derecha, se declaró dispuesto a usar su vehículo personal para necesidades laborales y subastó su coche de servicio, un Lexus que valía cuatro millones de rublos, para nutrir el presupuesto regional.
Con todo, funcionarios del ‘aparato' no perciben aún los efectos reales de la nueva política de austeridad. "Eso sí, ahora hay menos papel para impresoras", confesó un empleado de la sede gubernamental. Su colega del Senado admitió haber cobrado en enero menos que antes. "Es difícil decir hasta qué punto se redujo el paquete porque incluye varios bonos", señaló.
Alexei Makarkin, vicepresidente del Centro de tecnologías políticas, piensa que el Kremlin, al reducir la plantilla de su Administración en cien personas, "dio una orientación clara a los funcionarios de todos los niveles". "Es una proporción que resulta comprensible para todas las estructuras públicas", dijo.
