El periódico cita a antiguos y actuales empleados de la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA) encargados de las grabaciones.
Durante más de veinte años, desde 1992, la DEA y el Departamento de Justicia de EEUU estuvieron grabando conversaciones telefónicas de estadounidenses con otras personas de 116 países vinculados al narcotráfico.
La lista de estos países se renovaba de vez en cuando pero siempre incluía a Canadá, México y la mayoría de los países de América Central y América del Sur.
El diario comenta que la DEA fue la primera en empezar a recoger datos de los estadounidenses independientemente de si se sospechaba de que hubieran cometido algún delito.
Esa práctica sentó las bases del sistema de escuchas telefónicas puesto en marcha por la DEA tras los ataques del 11 de septiembre de 2001.
Después de las revelaciones del exagente de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), Edward Snowden, el Gobierno de EEUU recibió un aluvión de críticas por entrometerse en la vida privada de los estadounidenses.