Emmanuel Macron ha expuesto en una conferencia y en una amplia entrevista a un semanario galo las bases de lo que será la nueva política internacional de París. Nueva, porque, como en la mayoría de los puntos de su programa, quiere dejar atrás la gestión exterior de su predecesor, el socialista François Hollande.
La primera ruptura con su predecesor es la de señalar al "terrorismo islamista" como el problema número uno de Francia. Hollande se refería al terrorismo sin insistir en el adjetivo "islamista", ocultando la realidad de la ideología de sus enemigos. Hollande no dudaba en señalar que Francia estaba en guerra, pero estaba obligado a hacerlo para justificar los ataques aéreos de su aviación sobre Siria.
Por cierto, fue el conflicto libio en el que Macron ha querido mediar juntando en París a los dos líderes de las partes enfrentadas, sin que la iniciativa haya cambiado gran cosa sobre el terreno.
Financiadores del terrorismo
Francia no va a perder los sustanciosos contratos de venta de armas que ha firmado con Riad. Los cataríes no van a retirar de Francia los miles de millones de dólares invertidos en inmuebles, hoteles, empresas o clubes de fútbol.
Las declaraciones de Macron tienen el valor de poner en la boca del primer dirigente del país lo que especialistas, periodistas y opinión pública subrayan desde hace años. Y, como el mandatario siempre asegura, ha abordado esas cuestiones con sus interlocutores de esos dos reinos.
Siria: coordinación con Moscú
Sin salir de esa zona, en el conflicto sirio también se juega la rivalidad irano-saudí. Macron ha vuelto a dejar claro que, para su país, la salida de Bashar Asad del Gobierno de Damasco no es una condición previa para preparar la posguerra.
"Nadie me ha presentado a su sucesor", ha llegado a afirmar. Declaraciones que chocan con los vaivenes de la actitud de Hollande, que exigía la desaparición del mandatario sirio de la escena para que Francia pudiera jugar un papel diplomático de envergadura.
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En sus dos primeros meses de mandato, Macron ya se ha visto con Vladímir Putin y con Donald Trump. Con el presidente ruso, en el Palacio de Trianon de Versalles, la discusión fue "franca", según dejaron claro ambos mandatarios en rueda de prensa. París y Moscú acercaron posiciones. Sobre la crisis ucraniana las diferencias siguen siendo evidentes, pero se ha dejado atrás la hostilidad mediatizada de Hollande.
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También Macron ha rebajado el tono crítico hacia Rusia que exhibió durante su campaña electoral, para diferenciarse de sus rivales, considerados prorrusos, François Fillon, Marine Le Pen y Jean-Luc Melenchon. El presidente francés ha optado por una 'ostpolitik' realista y tiene claro que no se puede ignorar a Moscú cuando la solución de las crisis internacionales necesita la colaboración de múltiples intervinientes.
Relanzamiento europeo y olvido de América Latina
En todo caso, en el capítulo europeo, Macron debe contar con Alemania y este país está concentrado en sus próximas elecciones legislativas. En todo caso, Macron se propone lanzar su plan para el relanzamiento de la UE este otoño.
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¿América Latina cuenta para Francia? Desde hace más de 30 años, París vive de espaldas a Latinoamérica. François Hollande viajó brevemente a la región durante su mandato, sin resultados tangibles para ninguna de las partes.
Pocas declaraciones de Macron sobre América Latina, si no es el hecho de haber considerado al Gobierno venezolano como "dictatorial". El nuevo mandatario galo hereda de sus antecesores una cadena de televisión dirigida hacia el hemisferio sur americano. France 24 pretende informar a partir de este mes en español bajo el prisma francés. Ha elegido para su sede latinoamericana Bogotá. Muchos esperan que la información sea seguida de un retorno de la política francesa hacia la zona.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK