Moscú, 10 de octubre, RIA "Novosti". Las migraciones de georgianos a Rusia han aportado a la historia de nuestro país muchos nombres destacados, entre los que había tanto verdaderos monstruos como justos, genios de las artes y deportes y personas sencillas que servían honradamente a su Patria, hace recordar el periódico Vremia Novostei.
He aquí algunos de estos nombres. José Stalin (Dzhugashvili) era el más famoso "georgiano ruso". Piotr Bagratión era representante de la mejor generación del generalato ruso en los siglos XVIII-XIX. Fue herido de muerte en la Batalla de Borodinó cerca de Moscú contra el ejército de Napoleón.
Laurenti Beria, la más odiosa figura y jefe del NKVD-MGB de la época de Stalin, tiene fama de ser el más cruel de los dirigentes del poder soviético que ordenaba represiones masivas. Al propio tiempo, era uno de los más eficientes administradores de la ciencia en la historia de Rusia: auspiciaba el proyecto de investigaciones nucleares de Igor Kurchatov y la oficina de diseños de Serguei Koroliov, que crearon los primeros misiles del país y sentaron las bases del liderazgo de la URSS en el cosmos,
Melitón Kantaria era sargento segundo de un regimiento de infantería y símbolo de la Victoria. El 30 de abril de 1945, junto con el sargento Mijaíl Yegorov hincó la bandera roja de la Victoria sobre la cúpula del Reichstag.
George Balanchin (Balanchivadze) era uno de los coreógrafos más brillantes del mundo. Nació y se educó en San Petersburgo de donde emigró en 1924. Creó en los EE.UU. una famosa compañía de ballet.
Slava Metreveli, uno de los mejores futbolistas soviéticos, formaba parte de la selección de la URSS que en una sola ocasión ganó las medallas de oro durante el Campeonato de Europa en 1960.
Eduard Shevardnadze, ministro de Asuntos Exteriores (la eficiencia de su labor en este cargo es cuestionable) en el gobierno del último líder soviético, Mijaíl Gorbachov. Se hizo el segundo presidente de Georgia (después de Zviad Gansajurdia), cediendo luego este cargo a Mijaíl Saakashvili a raíz de las "revolución de rosas".
Una pequeña diáspora georgiana en Moscú existía desde finales del siglo XVII, dejando una determina huella en la toponímica local: las calles en que otrora residían georgianos hasta ahora llevan el nombre Gruzinskie (georgianas). La mayor inmigración de georgianos se hizo notable hacia fines del siglo XVIII y comienzos del XIX, cuando Georgia pasó a formar parte del Imperio Ruso. El que Georgia se haya unido a Rusia salvó a aquélla del genocidio y asimilación por parte de los países islámicos Irán y Turquía.
El flujo de la migración georgiana se intensificó después de la Revolución de Octubre, lo cual se debía al aumento de la movilidad social de los ciudadanos soviéticos. La mayoría viajaba al Norte en busca de prosperidad: se matriculaban en universidades, de buena gana se enlistaban como oficiales en el Ejército y la Marina, formaban matrimonios mixtos con rusos. La imagen más típica de un georgiano residente de la metrópoli es médico, oficial o artista.
El carácter de la migración ha cambiado a raíz del derrumbamiento de la URSS. Al quedar independientes, las repúblicas transcaucasianas se vieron incapaces de garantizar cierta prosperidad a su propia población. Según algunos estimados, el número de georgianos residentes en Rusia asciende a un millón, mientras que la población de la propia Georgia, hasta incluidas las repúblicas secesionistas de Abjasia y Ostia del Sur, constituye algo como 4,6 millones.
