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La Armada rusa quiere ser la segunda del mundo en capacidad combativa

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Nikita Petrov, RIA Novosti. De aquí a 20 años, la Armada rusa pretende convertirse en la segunda fuerza mundial en cuanto a la capacidad combativa, afirmó su comandante en jefe, el almirante Vladímir Masorin, al agregar que el papel clave en este sentido se reserva a flamantes submarinos estratégicos de propulsión nuclear y seis portaaviones de combate.

 

Será el tercer programa de modernización impulsado por la Armada rusa. Los dos anteriores no se cumplieron al cien por cien aunque sí contribuyeron a elevarla a un nivel conceptualmente nuevo, reconoció el almirante.

El programa del rearme hasta el año 2015, aprobado hace poco por el Gobierno ruso, concede a la Armada la misma importancia que a las fuerzas estratégicas nucleares, por vez primera en la reciente historia del país. De una asignación total de 4,9 billones de rublos destinada a la modernización del Ejército, el 25% se dedica a la fuerza naval.

El vicepresidente primero del Gobierno ruso, Serguei Ivanov, constató el otro día que el volumen de construcciones navales se acerca ya al nivel del período soviético, y que el reto principal ahora no es hallar recursos financieros sino optimizar la producción, para que los astilleros cumplan pedidos de la Armada en tres años, en lugar de los cinco actuales.

La estrategia nacional para el desarrollo de la industria naval, de aquí al año 2010, contempla un incremento del 50% en la construcción de buques de guerra para 2010, al decir de Ivanov. Por primera vez en los últimos 15 años, la Armada contrató la producción de una serie de 40 fragatas, entre ellas, Almirante Serguei Gorshkov, buque de superficie destinado para operaciones navales de largo alcance.

A futuro, Rusia planea construir una veintena de embarcaciones de este tipo.

La Armada rusa se va desarrollando a partir del concepto formulado por su anterior jefe, almirante Vladímir Kuroiédov, quien sugería renunciar al gran número de variedades existentes dentro de cada categoría de buques y aviones y, al mismo tiempo, minimizar los gastos de su creación y dotarles de equipos de mayor potencial combativo. Básicamente, se trata de sustituir a los buques con alto grado de especialización, capaces de combatir únicamente a los submarinos o a los portaaviones del adversario, con unidades multipropósito que puedan desempeñar un amplio repertorio de tareas navales. Estas embarcaciones deben crearse sobre la base de módulos y tener sistemas de armamento y equipos unificados, lo cual facilitará a la Armada la tarea del suministro de municiones y piezas de repuesto, así como las operaciones de mantenimiento, reparación y ulterior modernización.

La construcción de buques portaaviones, que serán seis en total, supone un tema aparte, pues gracias a ello la Armada rusa podrá colocarse en la segunda posición del mundo en cuanto al potencial combativo. El programa del rearme hasta el año 2015 y la estrategia del desarrollo naval hasta el año 2030 no contemplan su construcción pero ya existe el plan de crear en Severodvinsk, en el norte de Rusia, un nuevo astillero para los buques de gran tonelaje que en el pasado se producían únicamente en Nikolaev, en Ucrania. Oficialmente, se dice que el nuevo astillero se encargará de fabricar los buques GNL, para la exportación del gas natural licuado, pero también podría usarse para la construcción de portaaviones. Se trata de una perspectiva a muy largo plazo pero hay un proyecto que está prácticamente listo. Según Masorin, será un buque de propulsión nuclear, de 100 metros de eslora como mínimo, capaz de portar 30 cazas y helicópteros.

Donde la Armada rusa ha logrado el mayor avance a día de hoy es en lo relativo a los submarinos. Últimamente han sido modernizados dos submarinos nucleares del Proyecto  667BDRM y otros dos están en proceso de reparación y modernización en Severodvinsk. Tendrán un nuevo sonar de cobertura más amplia que antes, flamantes equipos anti-incendios y sistemas de protección de reactores nucleares, así como sistema misilístico de cabezas múltiples RSM-54 Sineva, el cual está provisto de 10 ojivas nucleares de guiado individual (seis más que en el modelo anterior, Skif), se destaca por un moderno dispositivo de control y un alcance mayor.

En verano de 2006, el submarino nuclear ruso Ekaterimburgo realizó un lanzamiento del MBI Sineva desde el Polo Norte. Cualquier lanzamiento en condiciones subacuáticas es complicado, especialmente, cuando encima hay una coraza de hielo. Los sistemas de navegación que tienen el submarino y el misil funcionan peor debido a la convergencia de las líneas del campo magnético, por lo cual la tripulación necesita entrenarse para el trabajo en esta situación. También hay ciertas ventajas, dado que las capas de hielo permiten al submarino permanecer invisible hasta el último momento para los satélites espía. Gracias a ello, es posible realizar por sorpresa un golpe ineludible de represalia nuclear. Serguei Rachuk, jefe del submarino ruso que consiguió realizar esa prueba, recibió más tarde, igual que muchos predecesores suyos, la Estrella del Héroe de Rusia de las manos de Vladimir Putin.

Paralelamente al programa de modernización, se están construyendo en los astilleros de Severodvinsk tres submarinos nucleares de la cuarta generación, del modelo 955 Borei. También se va desarrollando para ellos el nuevo misil balístico de emplazamiento naval Bulava.

Estos tres submarinos - Yuri Dolgoruki, Aleksandr Nevski y Vladímir Monomaj - tendrán sistemas de armamento mucho mejores que los modelos anteriores, afirmó el almirante Masorin.

También se espera la botadura de otro submarino multipropósito de propulsión nuclear, 855 Yasen, un modelo de la cuarta generación capaz de sustituir a varios tipos de buques de superficie que están actualmente en dotación de la Armada rusa. La aparición de este submarino de asalto que tendrá diversas modalidades de torpedos y misiles de crucero supondrá la verdadera revolución dentro del sector. Los submarinos rusos de la tercera generación, 971 Akula, ya son prácticamente inaudibles en la profundidad del océano pero Yasen, en cuanto al nivel de ruido, será mejor incluso que el flamante modelo estadounidense Sea Wolf. A diferencia de este último, Yasen podrá desempeñar con la misma facilidad una amplia gama de funciones, por ejemplo, cazar a los portaaviones enemigos o realizar un intenso bombardeo misilístico de objetivos costeros.  

Cuando la Armada rusa reciba nuevos submarinos y aeródromos flotantes, su potencial combativo va a crecer de manera impresionante, auguran los expertos.

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDIRÁ OBLIGATORIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

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