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Defensa antimisil como realidad ineludible

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Piotr Goncharov, RIA Novosti. La idea de sistemas nacionales de defensa antimisil (DAM) ha rebasado el marco de las relaciones entre EEUU y Rusia. Todo parece indicar que DAM debería interpretarse como una realidad ineludible a día de hoy.

Lo anterior se hizo evidente cuando Japón, siguiendo el ejemplo de EEUU, anunció la decisión de crear un sistema nacional de defensa antimisil organizado en dos escalones: el naval y el terrestre. El proyecto se está poniendo en marcha a ritmos acelerados.

En una etapa inicial, hará guardia en el Mar de Japón un solo destructor nipón, dotado de antimisiles estadounidenses SM-3 que han pasado con éxito por una serie de ensayos. Hacia la primavera de 2010, habrá cuatro buques de este tipo que, además de antimisiles, llevarán el sistema Aegis diseñado para realizar el seguimiento simultáneo de un gran número de blancos volantes.

Será el primero de los escalones, el naval, en la arquitectura japonesa de defensa antimisil. El segundo escalón, el terrestre, incluirá la última modificación de sistemas de misiles estadounidenses Patriot. Dos baterías de estos misiles se han instalado ya en las inmediaciones de Tokio y una treintena más debe desplegarse para el año 2010 en 11 bases a lo largo de la geografía nacional.

China y Rusia han manifestado su inquietud ante estos planes al advertir que van a provocar inevitablemente una carrera de armamentos en la región pero, a juzgar por todo, la reacción de Pekín y Moscú es lo que menos preocupa a Tokio. Lo que sí causa recelo suyo son casi 200 misiles norcoreanos capaces de abatir objetivos en la práctica totalidad del territorio japonés. Ello, a pesar de que en la zona hay dos países mayores que Corea del Norte, a saber, China y Rusia, que también poseen arsenales de misiles.

En general, China y Rusia no tienen motivos jurídicos para impugnar estos planes de Japón o de cualquier otra nación, hasta cierto grado, a excepción de EEUU. Todo el mundo está al tanto de la polémica que Moscú y Washington mantienen acerca del plan estadounidense de instalar elementos del escudo antimisil en Europa. Los argumentos a favor y en contra de tal proyecto son perfectamente conocidos. Entre otras cosas, Rusia recomienda como alternativa la suscripción de un nuevo tratado de defensa antimisil, similar al que ha dejado de funcionar actualmente por culpa de EEUU.

EEUU y Unión Soviética, dos potencias que habían acumulado ingentes cantidades de armas nucleares, se comprometieron en 1972 a poner fin al desarrollo de sus respectivos sistemas de defensa antimisil, al considerar que sería la mejor manera de frenar la expansión de arsenales ofensivos. Su expectativa era que las restricciones en materia DAM desalentaran el incremento de armas estratégicas ofensivas. En la práctica, aquel tratado reflejaba el concepto de la disuasión nuclear.

Por un lado, Japón no tiene nada que ver con aquel convenio soviético-estadounidense. Por otro, carece totalmente de recursos para la disuasión nuclear pero desea protegerse, lo cual es comprensible, contra eventuales ataques de misiles. Además, el sistema DAM que se está creando en Japón no rebasa el marco de sus Fuerzas de  Autodefensa.

La situación configurada en torno al sistema japonés de defensa antimisil puede extrapolarse fácilmente a otros países. Israel, por ejemplo, se ha propuesto crear su propio sistema DAM, "Cúpula de Hierro", para derribar misiles de corto alcance lanzados desde la Franja de Gaza. En principio, el sistema podrá abatir también proyectiles procedentes de zonas más remotas, como Irán o Siria, de modo que Israel en este caso se guía por necesidades e intereses propios, no los de EEUU o Rusia.

De la misma manera podemos extrapolar esta situación a los países europeos que son miembros de la OTAN. Han sido ellos los que han formulado la iniciativa de crear un sistema DAM a escala de todo el continente, y es un proyecto que, tarde o temprano, se hará realidad independientemente de que lo acepten o no en Moscú.

He aquí un detalle interesante. Ampliar la cooperación internacional en lo relativo al desarrollo de sistemas DAM es una de las medidas urgentes que sugieren tomar varios expertos internacionales en materia del desarme para minimizar el riesgo de una crisis nuclear. Dicha recomendación, junto con la de reducir el énfasis en la disuasión nuclear, figura en la llamada Declaración de Luxemburgo para la prevención de la catástrofe nuclear, documento confeccionado recientemente con la participación de expertos rusos.

EEUU y Rusia se comprometieron en su momento, en el marco de la Declaración conjunta de 2002 sobre las nuevas relaciones estratégicas, a examinar las oportunidades de cooperación para defensa antimisil en Europa  y anunciaron la intención de reducir sus arsenales estratégicos ofensivos hacia un nivel mínimo posible.

Dicho sea con otras palabras, Moscú y Washington reconocieron en aquel documento que el concepto de la disuasión nuclear, base del Tratado de Defensa Antimisil, está bastante anticuado y se requieren otros mecanismos capaces de garantizar la seguridad nacional y, a un mismo tiempo, reflejar el nuevo carácter de las relaciones entre Rusia y EEUU en cuestiones estratégicas.

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