50º aniversario de Chipre. Un conflicto crónico.

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El 16 de agosto Chipre cumplió 50 años como país soberano y libre: en 1960 la isla se independizaba del Reino Unido.

El 16 de agosto Chipre cumplió 50 años como país soberano y libre: en 1960 la isla se independizaba del Reino Unido. 

Aparentemente, es un acontecimiento digno de ser celebrado, pero este no es el caso. La convivencia pacífica fue tan efímera en la isla de Afrodita, que nadie recuerda ya  aquella época. Desde los años 70, su integridad como país siempre ha estado en entredicho. La isla está partida en dos, una parte turca y otra griega. Legalmente, hay un verdadero lío, la mitad turca no reconoce la griega, la UE sólo reconoce la República Griega de Chipre y  Turquía, únicamente la parte turca. Todo esto da como resultado un ambiente de profunda inestabilidad política. Por este motivo, se da la extraña situación de que en el día de la Independencia de un país no haya nada que celebrar.

Ni es previsible que lo haya. El pasado abril, en las elecciones presidenciales de la República Turca del Norte de Chipre no reconocida, ganó un nacionalista intransigente, el líder del Partido de Unidad Nacional Dervis Eroglu. El derrotado fue el líder turco moderado, Mehmet Ali Talat, quien advirtió en vísperas de las elecciones, que la victoria de su rival significaría el fin de las negociaciones para la reconciliación. Predicción que se ha confirmado a día de hoy.

Chipre es un antiguo dolor de cabeza para la Unión Europea, de la cual forma parte desde el año 2004, y también para la OTAN porque, aunque no pertenece a la organización, sí que es un fuerte elemento desestabilizador en las relaciones entre dos miembros del bloque, Grecia y Turquía. Su capital Nicosia todavía está dividida por un muro. Es la última ciudad de este tipo que queda en el mundo. Antes eran cinco: Nicosia, Berlín, Jerusalén, Beirut y Belfast.

A mediados de julio, el conflicto de Chipre cumplió ya 36 años. El 15 de julio de 1974, la dictadura griega de coroneles dio un golpe de Estado pro-griego, deponiendo al presidente del país, el arzobispo Makarios. Turquía, viendo la creciente amenaza de unión de la isla con Grecia, desembarcó el 20 de julio en la parte norte de Chipre con 40 mil soldados. De esta forma, la isla se partió en dos zonas de influencia, la turca y la griega. Hoy la situación está así, y la llegada al poder en la parte turca de un líder que prefiere la separación del norte y su independencia definitiva a la reunificación, minimiza las posibilidades de reanimación de las negociaciones, haciéndolas casi imposibles.

En la isla hoy conviven la República de Chipre (aproximadamente un 60% del territorio de la isla y unos 800 mil habitantes) y la República Turca del Norte de Chipre (aproximadamente un 38% de la isla y unos 300 mil habitantes).

Un 2% del territorio corresponde a bases militares del Reino Unido. La República de Chipre está reconocida casi por todo el mundo excepto por Turquía. Por su parte, la República Turca del Norte de Chipre está reconocida sólo por Turquía (si no se cuenta el irrisorio "reconocimiento oficial" por parte de la comunidad autónoma de Najicheván, Azerbaiyán).

Rusia, siendo un país eslavo, siempre ha mostrado sus preferencias por la causa griega, culpando de todas las desgracias de Chipre a las malas artes otomanas. Sin embargo, esta postura es injusta, ya que los turcos introdujeron sus tropas en la isla bajo un pretexto completamente legal, de conformidad con el Tratado de 1960 (año de independencia de la isla del Reino Unido) sobre las garantías de existencia del Chipre independiente, celebrado por el Reino Unido, Grecia y Turquía. Más aun, si no hubiera sido por la presencia de aquellas tropas, el presidente Makarios, probablemente, no habría vuelto al poder el año siguiente y no habría permanecido en el poder hasta el 1977. La crisis de Chipre nació a finales de los años 50 y casi desemboca en una guerra civil a principios de los  60, después de la declaración de independencia de la nación. En aquel entonces, la mayoría griega empezó a llevar a cabo una especie de genocidio suave contra la minoría turca, intentando expulsarla  de la isla.  Makarios era partidario de la llamada "enosis" ("unión" en griego), es decir, de la reunificación con la Madre-Grecia. A propósito, ni la URSS, ni Rusia jamás apoyaron dicha reunificación.

Chipre es ya una enfermedad totalmente descontrolada, y ningún tratamiento conservador, ninguna negociación la puede curar. Se apuesta por una intervención radical que seccione de una vez por todas el mal de raíz. La isla de Afrodita lleva demasiado tiempo viviendo dividida y, aunque se llegue a un acuerdo político, esto resolverá sólo una parte del problema.

Existe la idea de crear una federación compuesta por dos comunidades: la turca y la griega. En eso hay consenso, más aún, ya existe un acuerdo sobre la repartición de facultades entre ambas comunidades. Pero no es todo.

La enfermedad de Chipre tiene raíces mucho más profundas. No se ha logrado resolver el tremendo problema de la vuelta de los griegos a las casas y a las tierras de las que fueron expulsados por los turcos; ni tampoco se ha llegado a ninguna solución respecto a la compensación por las propiedades confiscadas. Por otra parte, después de la invasión de 1974, llegaron a la isla más de 100.000 personas para reforzar "el componente turco" de la misma. Ahora, no está claro qué hacer con toda esa gente en el caso de la vuelta de los griegos a sus casas.  Así que hay muchos obstáculos para la reunificación.

Además, con el transcurso del tiempo los obstáculos van creciendo y multiplicándose. A los ya citados, se añaden los de índole religiosa. Así, por ejemplo, el Vice-Primer Ministro de Turquía, Cemil Cicek, hace poco acusó abiertamente a "ciertos países" de la UE de un comportamiento no ético y de aprovechar el problema de Chipre para disimular su profunda aversión a la Turquía musulmana. Cemil Cicek aludía taimadamente al bloque de Francia, Alemania, Austria y Grecia, opuesto a la admisión de Ankara a la UE. La admisión de Turquía en la UE está frenada en parte por el reconocimiento ilegal de la parte turca de la isla.

La Unión Europea lleva mucho tiempo intentando que las dos partes lleguen a un acuerdo, ya que el problema de Chipre es un hueso atravesado en la garganta de Europa. Chipre forma parte de la UE y puede bloquear (y bloquea en la mayoría de los casos) todo lo relativo a la ampliación del comercio o de las relaciones con Turquía. Por lo visto, el restablecimiento del enfermo será muy lento, ya que un tratamiento radical y acelerado sólo podría empeorar las cosas. No obstante, tampoco se puede esperar mucho, porque pronto la población joven de la isla se acostumbrará tanto al Chipre partido, que no deseará romper el status quo. Ya hoy, según las encuestas, en la parte griega sólo los mayores de 50 años apoyan la reunificación. En la parte turca, el 85% ya no cree en esa posibilidad.  

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

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