Rusia puede levantar su industria automotriz aprovechando la experiencia en China

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Vlad Grinquévich, RIA Novosti

Uno de cada tres automóviles matriculados hoy en Rusia fue ensamblado en las fábricas automovilísticas extranjeras que operan en el país, y a corto y medio plazo esa tendencia aumentará.

Esas cifras las reveló el primer ministro ruso, Vladímir Putin, durante una reunión sobre nuevas propuestas para asentar en Rusia más fábricas de automóviles y repuestos, celebrada el pasado 21 de septiembre en San Petersburgo.

Los fabricantes extranjeros ya han invertido unos US$4.000 millones en la instalación de plantas de ensamblaje en Rusia, y Moscú sigue incentivando la apertura de nuevas fábricas de automóviles de operación completa y de  empresas que producen piezas y componentes para la industria automotriz.

La industria del automóvil es objeto de una atención especial por parte del gobierno ruso porque hoy en día es uno de los sectores más dinámicos de la economía real, y en los últimos siete meses, la producción de automóviles en Rusia aumentó un 60%.

Por un lado, es resultado de la drástica caída de las acciones de los gigantes automotrices mundiales en los mercados financieros a finales de 2009 y a principios de 2010,  y de la realización de programas federales emprendidos por el gobierno ruso para estimular el sector automotor en el país.

La dinámica positiva también se debe al apoyo por parte de empresas extranjeras que normalizaron el proceso de ensamblaje de vehículos en Rusia.

Actualmente, doce fabricantes de automóviles extranjeros han abierto o firmado contratos sobre la apertura de las plantas conjuntas en Rusia. Moscú quisiera estimular este proceso, pero según declaraciones de algunos funcionarios rusos, el Gobierno todavía no tienen elaborado un plan concreto.

En la citada reunión Putin dijo que Rusia al no ser país  miembro de la Organización Mundial del Comercio (OMC), tiene derecho de aplicar determinadas medidas relacionadas con la apertura de plantas ensambladoras de automóviles extranjeros en el país.

A juzgar por todo, se trata de aranceles aduaneros. A finales de agosto pasado, el primer ministro anunció las intenciones de volver a aumentar el arancel de importación de automóviles extranjeros con el fin de incentivar la inversión en la apertura de nuevas plantas en Rusia.

Posteriormente, los medios de información comunicaron que, según portavoces de varios ministerios, no existe ningún calendario sobre el aumento de las tarifas.

Durante el Salón Internacional del Automóvil de Moscú celebrado a finales de agosto, el director del Departamento del sector automovilístico del Ministerio ruso de Industria y Comercio, Alexei Rajmánov, aseguró que los actuales aranceles no cambiarían.

A su vez, el Ministerio ruso de Industria y Comercio en reiteradas ocasiones anunció que planea reconsiderar las condiciones de ensamblaje industrial de vehículos en Rusia de fabricantes extranjeros, y que la meta es aumentar el índice de internacionalización de la producción de vehículos del 30%, hasta el 60%.

No obstante, el 21 de septiembre, los participanes de la citada reunión en San Petersburgo declararon que las condiciones para las instalaciones de producción de automóviles no cambiarán para las empresas extranjeras.

Es evidente que Rusia analiza la experiencia de los países del Lejano Oriente, como Japón, Corea del Sur y China que con  determinada voluntad política supieron aprovechar el interés de las multinacionales automotrices por sus mercados de venta y también por la mano de obra barata de sus economías.

A principios de los 70, el gobierno surcoreano estableció los aranceles de importación de automóviles a un nivel del 200% y ofreció a los fabricantes extranjeros abrir fábricas de automóviles y componentes automovilísticos con índices de internacionalización de la producción del 90%.

Entre las condiciones para abrir su mercado a las multinacionales automotrices, China impuso la apertura  en el territorio de chino de empresas industriales conjuntas en base al principio de paridad, registrar en el país oficinas de diseño y permitir a los bancos chinos controlar los flujos financieros junto con los organismos occidentales.

Posteriormente, las compañías nacionales iniciaron la reproducción ilegal de los modelos de automóviles populares, pero el gobierno chino hizo la vista gorda ante las protestas del Occidente.

La política aplicada por el gobierno ruso sólo es parcialmente eficaz. Los actuales aranceles de importación establecidos al nivel del 30%  afecta el acceso de coches extranjeros de segunda mano e incluso de vehículos nuevos al mercado ruso.

Tras la introducción de tales aranceles las importaciones de coches se redujeron en un 20% y el número de automóviles extranjeros ensamblados en Rusia aumentó.

Según un análisis de mercado ruso preparado por expertos de la auditora PricewaterhouseCoopers, en la primera mitad de 2010, las importaciones anuales de nuevos vehículos se redujeron en un 23%, y en un 25%, las importaciones de coches de segunda mano.

Durante este mismo período, las ventas de coches extranjeros ensamblados en Rusia aumentaron en un 32%.

Este es el objetivo planteado por Moscú. Los funcionarios rusos esperan que hacia 2012 el mercado ruso del automóvil cuente con un 80% de coches ensamblados en Rusia. Sin embargo, muchas compañías extranjeras todavía no están dispuestas a invertir en Rusia, debido a que los volúmenes de venta son insuficientes, y  la instalación de líneas de producción de automóviles en este país es poco rentable.

Además, el proceso de producción en la mayoría de las fábricas extranjeras instaladas en Rusia se reduce al ensamblaje de ciertos componentes y la pintura de las carrocerías. Sólo tres fabricantes, Volkswagen, Renault y Hyundai, iniciaron o planean iniciar a partir de 2011 la fabricación de automóviles de ciclo completo.

La experiencia china muestra que la voluntad política es capaz de hacer a los hombres de negocios extranjeros pensar estratégicamente e instalar las plantas en vista de las futuras ventajas.

El mercado ruso hoy por hoy no es tan grande como el chino pero también es muy prometedor, ya que el número de coches per capita en Rusia es mucho menos que en los países europeos y EEUU.

Pero mientras que la dinámica del mercado chino evidencia que tarde o temprano se reducirá la venta de automóviles, el mercado de Rusia paulatinamente adquirirá una demanda solvente, por que los ritmos de crecimiento de la economía rusa no dejan dudas al respecto.

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

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