La ciudad norirlandesa de Belfast volvió a convertirse anoche en escenario de violentos enfrentamientos entre protestantes y católicos que un día antes causaron dos heridos de bala, informó la Policía local.
Según las fuerzas de seguridad, unas 700 personas se congregaron a última hora del martes en el barrio de Short Strand, un enclave católico en el este de Belfast con una población mayoritariamente protestante.
La multitud arrojó bombas de gasolina y petardos a los agentes y atacó sus vehículos, tras lo cual el dispositivo policial fue reforzado con cañones de agua.
La violencia callejera estalló en la ciudad norirlandesa la noche del pasado lunes, después de que un multitudinario grupo de jóvenes radicales procedentes del barrio protestante de Mount se dirigiera a Short Strand, arrojando piedras y cócteles Molotov a las viviendas.
En un tiroteo entre protestantes y católicos que se produjo a continuación, dos personas resultaron con heridas de bala.
Las autoridades responsabilizan de provocar los choques a la Fuerza Voluntaria del Ulster, un grupo paramilitar protestante leal a la Corona británica que en 2009 anunció el desarme completo.
La situación en Irlanda del Norte empeora tradicionalmente en vísperas del desfile de los orangistas con el que los protestantes celebran cada 12 de julio el aniversario de la victoria de las tropas del rey Guillermo sobre el Ejército del rey católico Jacobo II en la batalla del Boyne en 1690.
Aunque la firma en 1998 del llamado Acuerdo de Viernes Santo consiguió reducir considerablemente la violencia, la tensión en la provincia vuelve a crecer en los últimos años. Así, en marzo de 2009 un grupo de combatientes del IRA Auténtico atacó una base militar, matando a dos soldados británicos por primera vez en muchos años.
