El primer ministro de Ucrania, Nikolai Azarov, descartó anoche una nueva “guerra de gas” con Rusia por divergencia entre las partes en lo relativo a los precios de este combustible.
“No habrá guerras ningunas, incluida la de gas, con Rusia que es nuestro socio estratégico”, destacó Azarov en una entrevista a la cadena ucraniana de televisión Inter.
El primer ministro manifestó que pese a las divergencias existentes, Ucrania seguirá cumpliendo el contrato hasta que sean alcanzados nuevos acuerdos en materia de precios del gas ruso.
Ucrania considera de sobrevalorado el precio del gas ruso y pide a Moscú revisar el contrato vigente.
Anteriormente, Azarov, señaló que los acuerdos de gas firmados con Rusia en 2009 contradicen la legislación de Ucrania y deben que ser revisados.
Azarov agregó que la revisión de los actuales acuerdos de gas es un asunto fundamental para la economía de Ucrania y confió en la comprensión de la parte rusa a la que, según explicó, ya fue remitida una solicitud de reunión intergubernamental con el objetivo de tratar el asunto.
Además, Azarov comunicó que la corporación gasística estatal de Ucrania Naftogaz será liquidada y sustituida con otra estructura de semejantes características, lo que obliga a revisar las obligaciones contraídas anteriormente por la empresa, incluidos los acuerdos de suministro de gas con Rusia.
Por su parte, la portavoz del Kremlin, Natalia Timakova, declaró el pasado sábado que Rusia está dispuesta a defender su postura respecto a los acuerdos de gas con Ucrania por vía judicial y considera inaceptables las manipulaciones en torno a la posible reorganización de Naftogaz. Según Timakova, “el acuerdo firmado entre los dos países debe ser cumplido y no puede ser revisado a título unilateral”.
Los acuerdos sobre suministros de gas a Ucrania y sobre su trasiego a Europa a través del territorio ucraniano fueron firmados en Moscú el 19 de enero de 2009 en presencia de los jefes de Gobierno de Ucrania y Rusia, Yulia Timoshenko y Vladímir Putin, tras otra "crisis del gas" entre los dos países que cortó por casi tres semanas el envío de combustible a consumidores europeos.
