Pyongyang y Seúl intercambiaron de acusaciones a raíz de las descargas de artillería que causaron hoy al menos dos muertos y más de una quincena de heridos – entre ellos, tres civiles - en la isla surcoreana de Yeonpyeong, en el mar Amarillo. Ese incidente armado es el más grave que se produjo entre ambas Coreas en el último medio siglo.
Militares surcoreanos, citados por la agencia Yonhap, calificaron de “intencionado” el ataque contra Yeonpyeong. Anteriormente, mencionaron la posibilidad de que haya sido reacción de Pyongyang a una serie de ejercicios que Corea del Sur organizó cerca de la zona.
La Agencia Telegráfica Central de Corea (del Norte) afirmó por su parte que fueron “una respuesta inmediata de carácter militar” a las decenas de descargas artilleras realizadas supuestamente por Corea del Sur, “a pesar de las insistentes advertencias” por parte de Pyongyang.
Los mandos del Ejército norcoreano, según Yonhap, prometieron asestar un golpe “inclemente” contra Corea del Sur.
El ministro ruso de Asuntos Exteriores, Serguei Lavrov, condenó el incidente armado de hoy y manifestó que los autores del ataque contra Yeonpyeong asumen “una responsabilidad colosal”. Llamó a “cesar el intercambio de golpes” e insistió en “calmar la situación”.
Robert Gibbs, portavoz de la Casa Blanca, también censuró el ataque en términos enérgicos y exhortó a Corea del Norte a “cesar sus acciones hostiles”. EEUU, según él, sigue de cerca la evolución de los acontecimientos en la región y se mantiene en contacto permanente con el Gobierno surcoreano.
El primer ministro de Japón, Naoto Kan, ordenó a Defensa recoger más información y “estar totalmente preparados para imprevistos”.
