Las valiosas piezas de arte robadas desde el Museo de El Cairo durante los recientes saqueos en Egipto no pueden ser vendidas a otros museos o coleccionistas particulares, aseguró el ministro de Antigüedades del país árabe, Zahi Hawass.
“Estas piezas arqueológicas están clasificadas y por ello no pueden ser vendidas a otros museos ni coleccionistas privados”, dijo Hawass a la cadena de televisión Al-Arabiya.
Según el titular egipcio de Antigüedades, estas obras son conocidas mundialmente lo que hace imposible su traslado furtivo a otros países.
“Son piezas muy “problemáticas”. Estoy convencido que las personas que las robaron simplemente buscaban oro y no eran conscientes del carácter único de esos objetos”, añadió Hawass.
Según el ministro, el robo de las piezas arqueológicas puede aclararse muy pronto.
“No me sorprenderá si las hallan cerca del museo o incluso en su recinto. Los delincuentes podían haberlas tirado cuando confirmaron la escasa presencia de oro en las piezas”, opinó el ministro egipcio.
Entre los 18 objetos sustraídos se encuentran dos estatuas de madera cubiertas de oro del faraón Tutankamón durante su adolescencia. Las piezas pertenecen a la dinastía XVIII.
Los vándalos además dañaron al menos 70 objetos del museo egipcio, entre ellos una estatua de la diosa antigua Iris y algunas momias reales, que el museo tenía desde su fundación en 1858.
El octogenario presidente de Egipto, Hosni Mubarak, forzado por las protestas multitudinarias que estallaron en El Cairo el pasado 25 de enero ante el creciente deterioro de la situación económica y social, renunció anoche al cargo y traspasó el poder al Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas tras gobernar con mano férrea durante tres décadas. Al menos 300 personas murieron y más de 5.000 resultaron heridas en el tumulto de las últimas semanas.
