La cancillería de Rusia reafirmó anoche que considera inadmisible cualquier injerencia externa en los procesos que se van desarrollando en las naciones de Oriente Próximo y Norte de África.
“Reiteramos nuestra postura de principios de que cualquier injerencia desde fuera en los procesos políticos internos de esa región resulta inadmisible”, manifestó en la noche del viernes Alexander Lukashévich, portavoz del Ministerio ruso de Asuntos Exteriores. Los intentos de presionar desde fuera e imponer modelos reformistas que no toman en cuenta las peculiaridades del mundo árabe “pueden únicamente deteriorar el ambiente y obstruir la consecución de concordia cívica”, subrayó.
El diplomático expresó la preocupación de Moscú ante el hecho de que la oleada de protestas en las naciones de Oriente Próximo y Norte de África “rebasa a veces el marco legal y, lamentablemente, va acompañada de violencia”. “La ulterior desestabilización puede abrir esclusas ante elementos francamente destructivos cuyos propósitos son contrarios a las aspiraciones populares”, advirtió.
Las multitudinarias protestas antigubernamentales que se celebran estos días en Bahréin, Yemen y Libia derivaron en enfrentamientos entre las fuerzas del orden y los manifestantes y causaron decenas de muertos y heridos.
