Los disturbios y choques armados entre las fuerzas políticas que sacuden a Yemen desde hace más de cuatro meses han puesto al país árabe al borde de una crisis humanitaria, advirtió Geert Cappelaere, representante del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) en Yemen.
“Los habitantes de la capital yemení, Saná, son presas de pánico, y sufren escasez de agua, alimentos y combustible. Una situación similar se da en otras zonas de Yemen. El país necesita ayuda humanitaria urgente”, afirmó Cappelaere.
El funcionario expresó confianza en un pronto fin de la prolongada crisis política que, no obstante, apenas ayudará a solucionar todos los problemas de un país donde el 40% de la población vive por debajo del umbral de la pobreza, lamentó.
“El nivel de vida es terriblemente bajo, y los precios de los alimentos no dejan de crecer, por lo que un gran número de personas sufre desnutrición. Más del 50% de los menores yemeníes presentan retrasos en el desarrollo por desnutrición, se trata de una de las cifras más altas en el mundo”, resaltó.
El representante del UNICEF en Yemen pidió a la comunidad internacional prestar atención a los problemas económicos y sociales del país, uno de los más pobres del mundo.
Desde principios de febrero Yemen es escenario de protestas que exigen la renuncia del presidente Alí Abdalá Saleh, quien lleva más de 30 años en el poder. Según medios occidentales, los choques entre los manifestantes y las fuerzas de seguridad ya han causado centenares de muertos.
La situación en el país empeoró aún más tras la partida de Saleh a Arabia Saudí para ser tratado de las heridas que le provocó el ataque a su residencia del pasado viernes.
Según medios, el líder yemení continúa manteniendo el control de la situación en el país a través de su hijo Ahmed y otras personas de su entorno. La oposición declaró anteriormente que impedirá a Saleh regresar a Yemen.
