El portavoz de la cancillería francesa, Bernard Valero, expresó el pasado domingo su “enérgica protesta” a la embajadora siria en París, Lamia Shakkour, a raíz de las manifestaciones que tuvieron lugar la víspera frente a la legación diplomática de Francia en Damasco y el consulado francés en Alepo.
Los manifestantes que impugnaban la reciente visita del embajador francés Eric Chevallier a la ciudad de Hama, principal escenario de protestas antigubernamentales últimamente, quemaron tricolores franceses, arrojaron objetos hacia el recinto diplomático, destruyeron vehículos y causaron “daños considerables” sin que los agentes del orden hicieran nada para impedir esos actos insólitos, según Valero.
“Las autoridades sirias responden por la seguridad de nuestro personal y nuestras misiones diplomáticas”, señaló el portavoz quien acusó a Damasco de incumplir la Convención de Viena sobre relaciones diplomáticas.
El embajador de EEUU en Siria, Robert Ford, también visitó Hama la semana pasada. El régimen de Bashar Asad calificó su decisión como “un intento de agravar la situación” que amenaza a la seguridad y la estabilidad del país. Según el Ministerio sirio del Interior, el diplomático estadounidense se reunió en Hama con “terroristas a quienes llamó a protestar, usar la violencia y rechazar el diálogo”. Tanto Ford como Chevallier fueron convocados a la sede de la cancillería siria que les acusó de “burda injerencia en asuntos internos”.
Los enfrentamientos entre los cuerpos de seguridad sirios y los manifestantes que exigen del Gobierno reformas costaron la vida a más de 1.500 personas desde marzo pasado, además de generar miles de desaparecidos y refugiados que escapan a Turquía, Líbano y Jordania, según las estimaciones de la oposición. Las autoridades sirias, entretanto, calculan en 340 las bajas en los cuerpos de seguridad y responsabilizan de los disturbios a “bandoleros armados” que cuentan con el respaldo de “fuerzas externas”.
La Unión Europea decretó en mayo pasado el embargo sobre el suministro de armas y equipos policiales a Siria y proclamó personas no gratas a Bashar Asad y una serie de altos cargos de su régimen cuyos activos financieros en Europa fueron congelados. A mediados de junio se adoptó un segundo paquete de sanciones contra cuatro compañías sirias vinculadas a los cuerpos de seguridad y siete funcionarios que, según la UE, son responsables por el uso de fuerza contra civiles.
