La fuerza internacional de paz bajo mando de la OTAN (KFOR), se hizo con el control del puesto fronterizo de Jarinje entre Kosovo y Serbia incendiado la víspera por un grupo de desconocidos, y donde los soldados de la misión sufrieron al menos dos ataques armados en las últimas horas.
Según explicó su portavoz, la KFOR se encargará de “garantizar el control, sobre todo con el fin de impedir el tráfico ilegal de armas”, en virtud de un acuerdo con representantes del Gobierno de Serbia y las autoridades locales kosovares.
El puesto de Jarinje, situado en el norte de Kosovo, fue atacado la noche del miércoles por un numeroso grupo de encapuchados llegados desde el lado serbio que lo incendiaron y destrozaron.
Horas antes, desconocidos dispararon contra dos helicópteros del contingente croata de la KFOR, sin producir daños personales ni materiales. Ya tras el incidente del puesto fronterizo, se produjo un segundo ataque armado contra efectivos de la misión, que al parecer tampoco causó víctimas.
Mientras tanto, el primer ministro de Kosovo, Hashim Thaci, quien responzabilizó de lo ocurrido a Belgrado, declaró que la operación para restablecer el orden en la zona continuará sin concesiones de ningún tipo.
“Mantener la paz, la seguridad y la integridad territorial de Kosovo es nuestra prioridad. No habrá ninguna concesión respecto a estos principios”, aseveró.
Por su parte, el presidente de Serbia, Boris Tadic, condenó el estallido de violencia en el norte de Kosovo y los ataques contra soldados de la misión internacional de paz.
La tensión en la parte norte de Kosovo, poblada en su mayoría por serbios, se disparó el pasado lunes, después de que el presidente Thaci ordenara a la policía tomar bajo control los puestos fronterizos de Jarinje y Brnjak, de los que hasta ahora se encargaba la EULEX, una misión de la Unión Europea.
