Las autoridades de Japón iniciaron hoy exámenes médicos a los menores residentes en la prefectura de Fukushima por posibles trastornos de la glándula tiroides tras el accidente de la central nuclear de Fukushima-1.
En total, unos 360.000 niños y adolescentes que en el momento del accidente tenían menos de 18 años serán sometidos a la ecografía de la tiroides y otros análisis, cuya realización tardará dos años y medio.
En primer lugar, estas pruebas se practicarán a menores procedentes de las zonas con mayor contaminación radiactiva. Los resultados de los exámenes se conocerán dentro de un mes.
Un estudio similar realizado a 130 niños de Fukushima por la universidad de Shinshu en Nagano y la organización no gubernamental “Fundación Chernóbil de Japón” reveló que una decena de ellos presenta niveles alterados de las hormonas tiroideas.
Tras el accidente de Chernóbil, el peor en la historia de la energía nuclear, se registró un aumento de enfermedades oncológicas de la tiroides en los niños, que son más vulnerables a los efectos de la contaminación de yodo radiactivo.
Entre tanto, un grupo de técnicos s del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) llegó esta mañana a Fukushima para supervisar los trabajos de recuperación de las zonas afectadas por la crisis nuclear.
El equipo, integrado por 12 expertos, visitará granjas, colegios y oficinas públicas en la prefectura de Fukushima. Se trata de la segunda misión importante del OIEA en Japón tras el accidente nuclear ocurrido en marzo pasado y provocado por el gran seísmo y tsunami que azotaron el noreste nipón.
