EEUU procura reforzar la presión política y económica sobre China para contrarrestar su influencia en la región del Asia Pacífico, escribe hoy el diario Moskovskie Novosti.
Entre otras cosas, Washington intenta ampliar la presencia militar en el Sudeste Asiático ante la escalada de disputas entre China, Filipinas, Vietnam, Malasia y Brunei en torno al mar de la China Meridional, y promueve la construcción de nuevas alianzas económicas a espaldas de Pekín.
El presidente estadounidense Barack Obama inicia hoy una visita a Australia que, sin acoger de momento las bases militares de EEUU, permitirá a unos 1.000 efectivos de su infantería marina permanecer en territorio australiano y realizar ejercicios con tropas locales. Países menores también están dispuestos a consentir la aparición de militares estadounidenses en la zona para equilibrar la influencia de China.
Paralelamente, Washington refuerza la presión económica sobre Pekín que se resiste a elevar el tipo de cambio del yuan y liberalizar el acceso de empresas estadounidenses al mercado chino. Obama, al reunirse con su homólogo chino Hu Jintao en la reciente cumbre del Foro APEC, exigió de Pekín “acatar las mismas reglas que los demás” y “comportarse como un adulto” en la economía global.
Un alto funcionario de la cancillería china ya comentó a este respecto que Pekín va a respetar los acuerdos colectivos pero no tiene por qué seguir las pautas marcadas por un país o un grupo de países.
Washington desea acelerar la creación de la llamada Asociación Transpacífica que podría integrar a las grandes economías de EEUU y Japón con los mercados de Australia, Vietnam, Malasia, Singapur, Nueva Zelanda, Chile, Brunei y Perú. Canadá, México y Taiwán también planean participar en este proyecto que ayudará a Obama a cumplir el objetivo marcado para 2010-2015: duplicar el volumen de las exportaciones estadounidenses.
La Asociación será una nueva herramienta de presión sobre China que, para incorporarse a ella, necesita aceptar las reglas del juego establecidas por EEUU: bajar radicalmente los aranceles, potenciar la protección de la propiedad intelectual, reducir el protagonismo del Estado en la economía e incrementar la cotización del yuan, tras lo cual las empresas chinas van a perder sus ventajas competitivas en el mercado global.
Andrei Karnéyev, subdirector del Instituto ruso del Asia y el África, opina que la Asociación Transpacífica podría ser un eficaz instrumento de presión sobre China pero no un eje de integración regional a largo plazo. “Los intentos de aliarse contra un actor importante difícilmente suponen un modelo para triunfar en el siglo XXI”, señaló el experto en declaraciones a Moskovskie Novosti.
