El líder de la revolución cubana, Fidel Castro, señala en un artículo publicado hoy en la web Cubadebate que la actuación del dirigente soviético Nikita Jruschov durante la crisis de los misiles, en octubre de 1962, supuso un fuerte revés político para la URSS.
“Aquellos acontecimientos sin dudas costaron el cargo a Nikita Jruschov, que subestimó al adversario, desoyó criterios que les fueron informados y no consultó su decisión final con los que estábamos en la primera línea. Lo que pudo ser una importante victoria moral se convirtió así en un costoso revés político para la URSS”, escribe Castro en este artículo, “La fruta que no cayó”, que forma parte de la serie “Reflexiones”.
Al propio tiempo, Castro reconoce que Jruschov “tuvo gestos extraordinarios” con Cuba y manifestó “extraordinaria solidaridad en momentos difíciles y decisivos (…) en su histórica batalla por la independencia y la revolución frente al poderoso imperio de Estados Unidos”.
Cuando EEUU interrumpió el suministro de petróleo a Cuba, suspendió la cuota de azúcar cubano en el mercado estadounidense y prohibió el comercio con la isla, la URSS “respondió a cada una de esas medidas” abasteciendo combustible, adquiriendo azúcar, comerciando con Cuba y “finalmente suministrando las armas que Cuba no podía adquirir en otros mercados”.
El líder de la revolución cubana recuerda que los acontecimientos de octubre de 1962 “pusieron al mundo al borde de una guerra nuclear total, de la que ninguna de sus partes y ni la propia humanidad habría podido sobrevivir”. Atribuye aquella crisis a “una campaña sistemática de ataques piratas organizados por la CIA, los sabotajes y las acciones militares (…) que culminarían en una invasión militar de Estados Unidos en Cuba”.
Por “crisis de los misiles” se conoce uno de los episodios más dramáticos de la guerra fría entre Moscú y Washington. Un avión espía estadounidense descubrió a mediados de octubre de 1962 que la URSS estaba construyendo en Cuba bases de misiles nucleares capaces de alcanzar buena parte del territorio continental de EEUU. A finales del mismo mes, la URSS aceptó retirar estos proyectiles a cambio de que EEUU desmantelara misiles similares en Turquía y se comprometiera a no invadir Cuba.
