Siria será escenario de un conflicto armado que provocará un caos en toda la región del Próximo Oriente en caso de que el Consejo de Seguridad de la ONU apruebe el proyecto “marroquí” de la resolución, reveló el experto del Instituto de Evaluación Estratégica y Análisis, Serguei Demidenko.
“Si el Occidente se injiere en la situación siria por vía armada, será una decisión absurda que sumergirá a Siria en caos, ya que destruir el régimen del (presidente sirio) Bashar Asad será socavar la estabilidad étnico-confesional”, dijo Demidenko.
El experto señaló que actualmente en Siria residen sunnitas, chiítas, kurdos y alauitas, así que en cuanto se arme una guerra en Siria, estarán involucrados Líbano e Irak mientras que grupos islamistas intensificarán su actividad en Israel.
Demidenko aseguró que Arabia Saudita y sus países socios del Golfo Pérsico aprovechan “la primavera árabe” para sus intereses.
En este contexto, Rusia tiene una postura “absolutamente razonable” al abogar por la vía pacífica de arreglo, resaltó el especialista.
El mes pasado de octubre Rusia y China bloquearon el proyecto de resolución propuesto por los países occidentales sobre sanciones a imponer al Gobierno sirio. Mosc advirtió sobre la repetición en Siria del “guión libio” en caso de una injerencia extranjera.
Rusia presentó su proyecto de resolución, considerado por el Occidente demasiado “suave” para poner fin a los disturbios. Poco después Marruecos se comprometió a elaborar una resolución nueva, pero la que acaba de presentar de hecho repite la actitud occidental hacia Siria y exige el cambio del poder en el país.
El documento hace caso omiso al planteamiento de Rusia de no pasar de determinada raya y además añade nuevos elementos que Moscú no puede aceptar. Se trata, en particular, de los intentos de imponer sanciones a Siria y embargar los suministros de armas a Damasco.
Las protestas antigubernamentales continúan durante diez meses en Siria. A diario llega información sobre la muerte tanto de civiles como de agentes del orden público. Según datos de la ONU, el número de las víctimas mortales ya excedió cinco mil. Las autoridades sirias echan la culpa por las confrontaciones sobre unos grupos armados que reciben ayuda de países limítrofes.
