Unas 340 personas murieron y otras 2.174 resultaron heridas durante la revuelta popular en Túnez bautizada como la “Revolución de los Jazmines” que culminó en enero de 2011 con la caída del régimen del ex presidente Zin al-Abidin Ben Ali, según un balance oficial difundido la víspera.
El balance fue hecho público por una comisión encargada de investigar las violaciones de los derechos humanos registradas en el país desde el 17 de diciembre de 2010, fecha en que inició la revuelta.
No obstante, el presidente de la comisión, el abogado Taoufik Bouderbala, que se trata de unas cifras preliminares.
Según informó, el 66% de las muertes se produjeron por impactos de bala y la policía fue responsable del 79% de las muertes y del 96% de las heridas.
Además, el 96,5% de las víctimas mortales eran varones.
Bouderbala responsabilizó de los actos violentos al presidente derrocado Ben Ali y a sus ministros, quienes, según el abogado, intentaron “ahogar en sangre” la revuelta contra el régimen.
Las protestas tunecinas que desembocaron en la revolución se originaron en el descontento popular por la ausencia de libertades políticas, la desigualdad social, el auge de la corrupción y las altas cifras de desempleo.
Como consecuencia de la Revolución de los Jazmines, Ben Ali se fugó el 14 de enero de 2011 a Arabia Saudí y un día después fue destituido del cargo presidencial por el Consejo Constitucional tunecino.
El otoño pasado, el partido islamista An-Nahda venció en las elecciones a la Asamblea Constituyente, máxima autoridad tunecina durante la transición.
