El ministro de Defensa de Israel, Ehud Barak, manifestó anoche sus reservas ante el futuro acuerdo entre Irán y el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) e instó a la comunidad internacional a plantear a Teherán exigencias claras para impedirle el desarrollo de su programa militar y el enriquecimiento de uranio.
Estas declaraciones, recogidas en un comunicado del Ministerio israelí de Defensa, se produjeron en vísperas de una nueva ronda de las negociaciones entre Irán y el “sexteto” de países mediadores y horas después de que el director general del OIEA, Yukio Amano, anunciara un inminente acuerdo con la República Islámica sobre los controles nucleares.
“Irán trata de alcanzar un acuerdo técnico que aparente un avance en las negociaciones para que se reduzca parcialmente la presión sobre él y se retrase al máximo la ampliación de las sanciones”, afirmó Barak.
El titular de Defensa israelí pidió la retirada total de materiales nucleares de Irán y un riguroso control de sus actividades nucleares por parte del OIEA.
El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, mostró anteriormente sus reservas frente a la nueva ronda de las negociaciones nucleares con Teherán que tendrá lugar este miércoles en Bagdad, y definió la participación iraní en el encuentro como un intento de “fingir y demorar el proceso, tal como lo hizo durante años Corea del Norte”.
Desde 2003, el “sexteto” de mediadores internacionales (Rusia, Reino Unido, Alemania, China, EEUU y Francia) junto con el OIEA se esfuerza por conseguir que Irán suspenda las obras de enriquecimiento de uranio, por entender que hacen peligrar el régimen de no proliferación nuclear.
EEUU y otros países occidentales sospechan que la República Islámica esté desarrollando arma nuclear bajo la cobertura de un programa atómico pacífico. Teherán lo niega rotundamente y afirma que su programa está destinado a cubrir la demanda energética nacional.
Actualmente sobre Teherán pesan cuatro sanciones sancionadoras del Cosejo de Seguridad de la ONU, además de sanciones impuestas unilateralmente por EEUU y la Unión Europea.
