Observadores internacionales en Siria reciben amenazas por parte de “extranjeros de origen árabe”, denunció el viernes Alexandr Pankin, embajador adjunto de Rusia ante Naciones Unidas.
En mayo pasado, la ONU desplegó en Siria una misión de casi 300 observadores (UNSMIS) dirigida por el general noruego Robert Mood. “Muchos de los que tienen trato con el general Mood cuentan (…) que el personal de la misión recibe amenazas directas que, claramente no vienen de los sirios, pues se profieren en árabe pero en dialectos diferentes a los que se hablan en Siria”, dijo Pankin a la prensa.
El objetivo de estas amenazas, que el diplomático atribuyó a “extranjeros de origen árabe”, es conseguir “que los observadores se vayan del país y dejen de obstruir el plan que apunta a derrocar el régimen por la fuerza”.
Pankin señaló también que el enviado especial de la ONU y la Liga Árabe para Siria, Kofi Annan, “estorba a muchos” porque intenta resolver el conflicto por vía política. Le ponen trabas y luego le reprochan por el continuo incremento del número de víctimas, constató.
Los enfrentamientos entre la oposición armada y el régimen de Bashar Asad causaron más de 17.000 víctimas desde marzo de 2011, según la ONG opositora Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), con sede en Londres. La última estimación de la ONU a este respecto, que no se actualiza desde junio pasado, es de más de 10.000 víctimas.
El número aumenta a diario, a veces, en decenas y centenares de personas como en el caso de la reciente matanza de Tremseh que, según diversos datos, causó entre 50 y 200 muertos. La jefa de la diplomacia europea Catherine Ashton acusó a Damasco de “burda violación” del plan de paz de Kofi Annan, habida cuenta de que observadores de la ONU confirmaron el uso de armas pesadas, en particular, artillería y helicópteros en el operativo militar que el Ejército sirio lanzó contra los insurgentes en esta aldea cerca de Hama.
