Corea del Sur acoge con calma las provocaciones del Norte, aunque está lista para responder a las amenazas del país comunista que recientemente desplegó misiles balísticos en su costa este, declaró hoy el portavoz de la Presidencia surcoreana, Yoon Chang-jung.
“Acogemos con calma las provocaciones nucleares de Corea del Norte y al mismo tiempo mantenemos una disposición permanente a responder a la amenaza”, aseguró el funcionario en una rueda de prensa.
Por otro lado, aclaró que Seúl y Washington incrementaron el nivel de vigilancia militar contra el Norte aún hace un mes y no en los últimos días, tal como informaron ayer los medios surcoreanos. El estado de alerta conocido como Watchcon fue elevado del tercero al segundo el pasado 5 de marzo, después de que Pyongyang declarara nulo el armisticio de 1953 que puso fin a la Guerra de Corea, explicó el portavoz presidencial.
La víspera, el ministro de Exteriores surcoreano, Yun Byung-se, confirmó el traslado de un misil Musudan a la costa oriental de Corea del Norte, y advirtió de que el régimen comunista está listo para dispararlo “en cualquier momento”. Según el canciller, el proyectil tiene un alcance de 3.500 kilómetros y “solo de Pyongyang depende lo lejos podría llegar”.
Sin embargo, los expertos surcoreanos citados por la agencia Yonhap no descartan que Corea del Norte no ha completado aún la carga de combustible en sus misiles, puesto que no se han visto vehículos para inyectar combustible.
Además, se detectaron cambios de ubicación de los misiles y traslados de sus lanzaderas, maniobras que podrían tener como objetivo despistar a los servicios de inteligencia de Washington y Seúl. Se considera que Corea del Norte podría utilizar los proyectiles en un ensayo balístico con motivo del 101 aniversario de su fundador Kim Il-sung que el país conmemora el 15 de abril.
Entretanto, pese a la escalada de tensión con el vecino del sur y sus aliados, el país comunista continúa recibiendo ayuda humanitaria surcoreana, informó este jueves una fuente del Gobierno de Seúl citada por Yonhap. Concretamente, se trata de un cargamento de fármacos antituberculosis valorado en unos 600.000 dólares que fue enviada por la fundación privada Eugene Bell y se recibió en Corea del Norte hace una semana.
El envío fue autorizado por Pyongyang cinco días después de que se declarara en estado de guerra con Seúl. La semana que viene, representantes de la entidad benéfica tienen previsto viajar a Corea del Norte para supervisar la distribución de los medicamentos enviados.
La tensión en la península de Corea se disparó después de que, en respuesta a ejercicios militares de Washington y Seúl, Pyongyang renunciara a los acuerdos de no agresión y desarme nuclear, anulara el armisticio de 1953 y se declarara en estado de guerra. La semana pasada, el régimen comunista anunció además que volverá a activar su reactor de Yongbyon parado desde 2007 como parte de un acuerdo sobre el desarme nuclear, y amenazó a EEUU con un ataque nuclear.
