El presunto coautor del atentado de Boston, Dzhokhar Tsarnaev, detenido la noche del pasado viernes tras una espectacular operación policial, no portaba armas en el momento de la captura, revelaron fuentes de la policía citadas por la prensa de EEUU.
Inicialmente se informó que durante el operativo se produjo un intercambio de disparos con el sospechoso y que el tiroteo duró cerca de una hora. Los agentes usaron potentes granadas aturdidoras para hacer que saliera del bote en el que se había escondido. Tsarnaev, de 19 años, resultó herido grave en la parte posterior del cuello y perdió mucha sangre por una herida en una pierna. Tras la detención fue trasladado a un hospital en el que continúa ingresado.
En declaraciones a Associated Press bajo condición de anonimato, oficiales reconocieron que no se hallaron armas durante el registro del bote y que el propio detenido se encontraba desarmado.
Según informaciones de la misma agencia, el mayor de los hermanos Tsarnaev, Tamerlan, que murió tras resultar herido en un tiroteo con la policía, figuraba desde hace un año y medio en la base de datos de supuestos terroristas.
Tal como se comunicó anteriormente, Dzhokhar Tsarnaev contó, desde su cama de hospital, que su hermano mayor fue el “cerebro” de las explosiones durante el Maratón de Boston con las que pretendía “defender el Islam” y que se realizaron en protesta por las guerras estadounidenses en Irak y Afganistán.
También se informó previamente que en 2011 un Gobierno extranjero advirtió a las autoridades estadounidenses sobre la presunta vinculación de Tamerlan Tsarnaev con el islamismo radical. Ese mismo año, el FBI investigó al joven checheno, aunque no halló ningún indicio de su implicación en actividades terroristas. No obstante, continuó en la base de datos de terroristas.
Esta semana, el Senado de EEUU celebró una audiencia para analizar por qué no se pudo impedir el atentado de Boston, que el pasado 15 de abril mató a tres personas, incluido un niño de ocho años, e hirió a unas ciento ochenta, convirtiéndose en el primer ataque terrorista en el país desde el 11-S. Tras el debate, los senadores instaron a los cuerpos de seguridad a intensificar el intercambio de información crucial para poder frustrar este tipo de crímenes.
