Los rusos muestran su preocupación ante los posibles infortunios, aunque las causas objetivas para tamaña inquietud brillan por su ausencia, escribe en su edición de hoy el periódico Vedomosti.
La tasa de desempleo oficial acusa una tendencia bajista, mientras los principales indicadores económicos se mantienen estables. Las preocupaciones de los rusos podrían explicarse, en parte, por el calor anómalo del verano pasado.
La contaminación repercutió negativamente en la salud y la sequía provocó el alza de los precios y hasta la carencia de algunos productos alimenticios, tales como el trigo sarraceno, harina, pan y patatas. La tasa de desempleo real, evaluado según criterios de la Organización Mundial del Trabajo, durante el verano pasado de hecho no ha cambiado, manteniéndose en torno al 6,8 por ciento.
La tasa de desempleo en Rusia es similar a la República Checa, Dinamarca y Alemania. En los primeros dos trimestres de este año, las economías de estos tres países se rezagaba de la rusa por el ritmo de la recuperación. Los checos, dinamarqueses y alemanes experimentan mucho menos miedo ante el desempleo que los rusos.
Resulta, pues, que las expectativas negativas de los rusos no guardan necesariamente una relación directa con el estado de la economía o el mercado laboral.
¿A qué se deben, entonces, las inquietudes de los rusos? Muchos se dan cuenta de que en caso de quedarse sin trabajo, tendrían que arrastrar una subsistencia miserable, contando sólo con una subvención simbólica cuya tramitación requerirá ingentes esfuerzos y un mar de tiempo. Además, a diferencia de los europeos, para muchos rusos el trabajo tiene gran valor moral y su pérdida significa una fuerte disminución del estatus social.
Los rusos a menudo se muestran descontentos con su trabajo. Según arroja el sondeo social europeo ESS, Rusia ocupa el 19 puesto (el último) por el grado de satisfacción con el trabajo, situándose detrás no sólo de la vieja Europa, sino también de Bulgaria, Estonia y Polonia.
En opinión de expertos, los rusos están descontentos no sólo con los bajos salarios, sino también con las malas condiciones laborales, equipos obsoletos y tecnologías atrasadas.
Los ánimos negativos y el temor ante el desempleo se mermarán cuando en Rusia se hayan creado condiciones normales para la actividad empresarial. La aparición de nuevos puestos de trabajo y la posibilidad de constante capacitación profesional aliviarán sensiblemente la situación en el mercado laboral. Al adquirir nuevos hábitos profesionales, los trabajadores se sentirán más competitivos, y dejarán de percibir como una tragedia un posible despido.
